El pez

Texto_Alfred Cortés

Me han traído un pez. Es azul con unas rayas amarillas. Venía en una pecera redonda, ni muy grande ni muy pequeña. Diría que es bonito… no sé mucho de peces no sabría decir si está catalogado como un pez bonito, y quizás no existe lista de peces bonitos y feos.Podría pasar que a mí me pareciera bonito y otra persona pensara que es feo o a la inversa.

No sé nada de él, de dónde viene, quiénes fueron sus padres, los años que tiene. Es tirando a pequeño por tamaño aunque quizás sea mayor en años, ¿habrá algún modo de saberlo?¿se puede saber si un pez pequeño azul con rayas amarillas es joven o viejo? Debería saberlo, no deben comer lo mismo los jóvenes que los peces adultos y si aún pueden crecer me tocará comprar una pecera más grande. Tampoco me han dicho si es de agua dulce o salada…quizás es lo primero que tengo que averiguar no sea que se le termine el agua y deba rellenarla.

Paso mucho tiempo fuera de casa, normalmente no me fijo si dejo la persiana abierta o bajada, pero ahora quizás tendré que saber si tengo que dejarle con luz o no. Le molestará estar a oscuras o, ¿precisamente es lo que le gusta? Colocaré una luz con sensor de movimiento así cuando duerma estará apagada y
cuando nade, encendida.

He puesto la pecera en un estante de la librería, a media altura: ni muy arriba ni muy abajo. Tenía la duda de donde sería más adecuado instalarlo, de momento lo dejo en medio, no parece un pez de altura.

Sí parece que le pusieron nombre ya que debajo de la pecera está escrito Vidriolux. No sé muchos nombres de peces, por lo que agradezco que ya tenga uno. Ahora solo recuerdo el de Moby-Dick, pero ese ya está en uso. Vidriolux no me parece un mal nombre.

Ciertamente yo no he escogido, ni siquiera había pensado en tener un pez, y no sé si de haber querido uno le hubiera elegido precisamente a él. Lo mismo estará pensando él, nadie le ha preguntado si quería estar en esta casa y compartirla conmigo. Dos completos extraños, abocados a vivir juntos no se sabe el tiempo.

De momento voy a dejar así las cosas con Vidriolux y voy a centrarme en la chica que me lo ha traído. Tampoco se mucho sobre ella, la conocí ayer y aparte del pez, viene con muchas maletas, parece que se llama Samsonite.

Manzanas

Texto_ Alfred Cortés

Hoy es mi último día en la empresa. Después de más de 40 años fabricando manzanas, llega mi jubilación.Aún recuerdo el primer día, por entonces sólo fabricábamos un modelo, la tipo Gala.

Al inicio como aprendiz, te daban los trabajos más sencillos. Era una empresa moderna para la época y estaba todo organizado a modo de una cadena de montaje muy precisa. Yo era uno de los últimos eslabones, era un “pone palitos”. Mi cometido era introducir el palito de la manzana en el orificio superior. Sin ser muy complicado, precisaba de mucha atención y era importante no dejaras ninguna manzana sin él. Después les tocaba el turno a los “pone hojas”. Debían de fijar dos hojas en el extremo del palito. Lo suyo era un mero toque estético, pero muy importante, como nos hacía recordar el capataz todos los días.

Después de unos años, me trasladaron a la zona de pintura. Era un departamento de mayor responsabilidad, más complejo, pero daba muchas satisfacciones. Ver todas las manzanas recién pintadas, brillantes, con ese color tan alegre te hacía sentir muy orgulloso de tu trabajo. Sabías que si no fuera por ti, no habría esas bonitas manzanas adornando los estantes del mercado. Tras consolidarse el primer modelo, se empezó a fabricar un nuevo tipo de manzana, la Golden.

Se aumentó la plantilla de forma considerable, también se tuvo que ampliar la fábrica. No podían entrar en contacto los dos modelos, sobre todo en la fase de pintura. El color era muy distinto y hubiera sido muy fácil contaminarse.

Enseguida fue un éxito de ventas, mucha gente inicialmente se volcó con la nueva referencia y prácticamente no se daba a vasto. Se ampliaron los turnos, se
construyó una nueva planta de secado y también el almacén duplicó su tamaño. Mientras otras industrias de la región sufrían periódicamente alguna crisis e incluso tener que cerrar, nuestra fábrica siempre fue a más.

Con los dos modelos ya en el mercado y siempre con la vocación de ser referente en el sector manzanero, la empresa dio un salto de calidad. Liderado por el departamento de I+D, totalmente novedoso en esos tiempos, se inició la producción de la manzana Red Delicious. Fue un prodigio de la técnica, un paso de gigante para la industria, una verdadera revolución. La textura, color, sabor, nunca antes se había fabricado una manzana así.

Ya los primeros prototipos nos dejaron totalmente boquiabiertos. Aún en fase experimental, se veía que iba a ser un producto que cambiaría la industria de las manzanas para siempre. El día de la presentación, todos estábamos muy nerviosos, algunas unidades habían fallado en los ensayos. Por suerte, todo salió a la perfección. Éramos la envidia del sector. Consiguió un sinfín de medallas en las ferias de alimentación y tuvo premios por la calidad, diseño, innovación…

Recuerdo que ese año tuvimos un plus en la paga como agradecimiento por el trabajo realizado. Ahora ya jubilado podré finalmente comerme una manzana, nunca quise llevarme trabajo a casa.

Historia de un café

Texto_Alfred Cortés

A mi amigo Giacomo, es de los que no le importa andar un poco más para buscar una cafetería donde den un buen café. Eso es lo que hizo hace unos días cuando se enteró que en uno de los locales que había descartado por tener un mal café, habían decidido cambiarlo y ahora tenía fama precisamente por ofrecer un buen producto italiano.

Al entrar, uno ya se daba cuenta del cambio. Desaparecieron aquellas horribles tazas enormes y planas donde prácticamente es imposible se mantenga una buena crema. En cambio ahora tenían una bonita vajilla de diseño y con una taza cónica. Los molinos estaban limpios, eran los mismos, pero alguien les diría que el café desprende aceites y que sería bueno limpiar la tolva de vez en cuando para no estropear el grano nuevo. Tampoco estaban a rebosar, el mejor estado de conservación del café es su propio paquete por lo que es mejor ir llenando el molino a medida que necesitamos café.

La cafetera también estaba reluciente, al igual que sucedía con los molinos. Era la misma, pero quizás les habían advertido que limpiar la carrocería de la cafetera con el misma bayeta que limpian los vaporizadores llenos de leche no es una buena opción.

También estos últimos estaban relucientes, desapareció esa bola de leche incrustada en el extremo de la lanza de vapor. El café salía despacio, como una cola de ratón y no a borbotones como hacia hasta bien poco.

Decididamente algo había cambiado. Los camareros eran los de siempre pero ahora parecían unos verdaderos profesionales. Se terminó el darle dos golpes al molino para hacer un café, la carga ahora parecía precisa y con una dosis correcta. Preparaban el café solo a la justa medida y no llenando la taza hasta arriba. Había desaparecido el trapo encima de la cafetera, el cual evitaba se pudiera airear como es preciso y los portas estaban siempre en su sitio para que de esta manera tuvieran la temperatura correcta.

También habían decidido poner bien visible la marca de café, ya que apostaban por un producto de calidad era bueno el cliente lo supiera. Habían modernizado las cartas y para alegría de Giacomo por fin habían escrito bien la palabra cappuccino y lo que es mejor, habían aprendido a hacerlo correctamente.

Maria, llevaba desayunando en ese establecimiento muchos años, es el que tiene más cerca del trabajo y con sus 10 minutos de pausa, no daba como para ir mucho más lejos. Se acercó a la barra y pidió su café de todos los días, un café con leche condensada, muy típico del Levante español donde le llaman ‘bombón’. Se trata de poner a partes iguales en una taza o vaso de cristal un café solo y leche condensada. Sobra decir que se trata de una café muy dulce. Como venía haciendo todos estos años, no solo le bastaba con esa cantidad de leche condensada para endulzar el café sino que también le añadía un sobre de azúcar, a veces dos.

café

Mi amigo Giacomo no pudo resistirse a preguntarle por qué hacía eso y si no le parecía suficientemente dulce ya el café con la leche condensada. Su respuesta es que encontraba el café muy amargo y fuerte y solo con esa cantidad de azúcar podía tomárselo. Mi amigo que entendió rápidamente lo que sucedía, le encomió a probar este nuevo café solo con la leche condensada sin añadirle el sobre de azúcar. Maria aceptó el reto… y vio que con la leche ya era más que suficiente.

Lo que le pasaba a María es algo que sucede no solo en esta zona sino en otros muchos lugares donde el café es de tan baja calidad que solo maquillándolo con mucho azúcar o leche es pasable. No es por otra cosa, que más del 70% de los cafés que se toman en España son con leche, sea cortado o café con leche.

Una taza de café seguro ha sido testigo de reuniones importantes y que habrán pasado a la historia, también de multitud de primeras citas, reencuentros con amigos, comidas familiares y quién sabe si también del inicio de una buena amistad entre Maria y Giacomo.

Solo por ello, valdría la pena pongamos todo nuestro empeño en cada taza que café que servimos en nuestro establecimiento.

Leonardo – historias que leer con un buen café

Texto_Alfred Cortés

Lo han publicado investigadores americanos en la revista científica más prestigiosa del mundo, Leonardo Da Vinci, no existió. En realidad fue un chino el que se hizo pasar por él. Siempre me costó creer hubiera existido alguien tan brillante. Por lo que se ha descubierto, un peregrino chino, llegó a Italia a mediados del S.XV y para poder pasar desapercibido e integrarse en la sociedad italiana de la época, se disfrazó con unas largas barbas y bigote, tal como se nos ha representado siempre la imagen de Leonardo. A ello le sumó, un sombrero que nunca se quitaba en público permitiéndole codearse con mecenas y artistas del Renacimiento, como si fuera uno más entre ellos.

Lo poco que se sabe de él es que es originario de la ciudad de Dingxi, en el centro del país, no muy lejos de la famosa Xi´an. Es fácil suponer que adoptó su nombre chino al italiano cuando llegó al país transalpino pasando del apellido De Dingxi al de Da Vinci. Una vez saltó la noticia, los expertos mundiales del arte se han afanado a repasar cada una de sus obras para descubrir los supuestos engaños. La primera pieza estudiada ha sido la famosa Gioconda. Como preveían, tras un examen más minucioso que los realizados hasta ahora, han observado que originalmente la pintura era un retrato de una señora china. Se cree que es ella, la madre del chino impostor, la que aparece en el cuadro. La pintó él mismo antes de salir del país asiático y una vez en Italia, le adoptó un aspecto occidental.

cafe

Es esta adaptación lo que provocó la enigmática sonrisa que hasta ahora había despistado a todos los grandes estudiosos en la materia. Es extraño que no se hubiera percibido antes ya que ahora cuando uno se fija bien, se ve clarísimo que la mujer del cuadro tiene aspecto oriental. Naturalmente, el Museo del Louvre se ha deshecho enseguida de esta pintura y ahora se encuentra en un supermercado de Marsella decorando el apartado dedicado a la comida china.

Tampoco sus máquinas voladoras son lo que se creía. Por lo que se ha descubierto, el chino, del que aún no se conoce el nombre real, era un experto en papiroflexia. En su país natal, habría fabricado esas famosas naves en papel y una vez en Europa simplemente las dibujó en sus cuadernos. Todos en su época quedaron maravillados, pero ahora se sabe que no eran más que figuritas de papel. Las maquetas realizadas por todo el mundo con su obra, estaban destinadas a ser destruidas, pero finalmente se las ha quedado un museo japonés dedicado al arte del Origami.

Según también se publica y aunque son datos por confirmar, los estudios preliminares que ya se han realizado del fresco de La Última Cena indicarían que la comida que hay encima de la mesa sería: pollo con salsa agridulce, ternera Kung Pao y arroz frito con gambas.En el próximo número de la revista científica, se pone al descubierto que en realidad, William Shakespeare, era un inmigrante polaco.

El ascensor

Hacía tiempo que en el edificio estábamos deseando instalar un ascensor. Son 5 pisos y en algunos vivía gente mayor. No teníamos mucho presupuesto, por lo que tuvimos que esperar que apareciera una oferta para poder llevar a cabo la inversión. Por fin, una mañana, mientras tomaba mi café matinal, apareció un caballero con sombrero, que nos ofrecía instalar un ascensor por menos de la mitad de lo que normalmente nos pedían.

Era la oportunidad que estábamos esperando. Por lo que nos dijo, era una empresa nueva y para darse a conocer, ofrecía a unas pocas fincas ascensores a precio casi de coste. Tenían alguna pequeña tara, pero que en ningún modo afectaba a la seguridad, por lo que aceptamos la propuesta de inmediato. En pocos días ya estaban trabajando en ello y unas semanas más tarde, el ascensor ya estuvo listo. Preparamos una pequeña fiesta de inauguración y aunque invitamos al caballero del sombrero, se excusó por no poder acudir.

Hizo venir a un chico con gorra, quién nos explicaría algunos datos sobre el nuevo ascensor. Básicamente era como todos los ascensores, pero con una pequeña tara. Haría unas indicaciones, por lo que me ofrecí voluntario para tomar nota de lo que nos fuera a señalar.

Para poder ir al primer piso, teníamos que subir al tercero y desde ahí bajar al primero. Para ir al segundo piso, llegar al cuarto y desde el cuarto si podíamos bajar al segundo. Para el último piso, el quinto, era un poco más de rodeo, solo se podía llegar desde el primero, por lo que deberíamos de ir al tercero, del tercero al primero y desde el primero subir al quinto.

Me lo apunté todo detalladamente en la libreta y propuse hacer unas pequeñas tarjetas a modo de chuleta y dárselas a los vecinos hasta que ya hubieran memorizado correctamente el recorrido del ascensor.

Cafe para todos

Para bajar, todo era más simple, desde el segundo y tercero debían de bajar hasta el primero y de ahí directo a la planta baja. Del cuarto y el quinto piso se debía parar primero en el tercero, seguir al primero y ya después, directos a la planta baja.

Pensé que lo más adecuado sería hacer dos tarjetas diferentes, una apuntando qué debíamos de hacer para subir y otra para bajar. Las haría de colores distintos para así evitar confusiones. Rojas para subir y verdes para saber cómo bajar.

Mi apartamento estaba en el quinto, por lo que debía de subir al tercero, bajar después al primero y directos al quinto. Aunque no me iba a costar mucho memorizarlo también me hice mis tarjetas. A pesar de este pequeño inconveniente para subir y bajar, todos estábamos contentísimos de tener por fin, el ascensor. Como era de esperar, los primeros días fueron los más complicados. Había quien se olvidaba alguna de las tarjetas y cuando regresaban a casa después de hacer recados ya no se acordaban como subir.

A los pocos días, un vecino vino a verme, era el del tercero B, por lo que tuvo que bajar hasta el primero y después, sin paradas al quinto. Era un semi-directo. Para bajar lo tenía aún más fácil, un directo al tercero. Precisamente, venia para comentar algo sobre el ascensor.

Me hizo notar, que todo estaba funcionando bien pero que el problema surgía cuando debía ir a casa de un vecino, sea para pedirle algo, echar la partida de cartas, que algunos de los vecinos mayores realizaban de vez en cuando, o simplemente saludar. Cada vecino disponía de sus tarjetas para subir o bajar desde sus casas, pero no como podían ir a casa de sus vecinos. La verdad es que no caí en ello cuando hice las primeras tarjetas. Era algo que debíamos de solventar urgentemente. Le prometí a mi vecino que buscaría solucionarlo cuanto antes.

Lo más práctico sería hacer unas nuevas tarjetas, que explicarían cómo llegar a cada una de las plantas del edificio. Para que fueran más fáciles de distinguir, haría una de cada color. Cada piso tendría asignado uno distinto, sin utilizar claro está, ni el rojo ni el verde que ya utilizábamos en las tarjetas personales de cada vecino. Hice de amarillo las tarjetas para llegar al primer piso, marrones para el segundo, naranjas la tercera planta, grises la cuarta y azules- que es mi color preferido- la quinta.

Enseguida que tuve listas las tarjetas, convoqué una reunión de vecinos. La hicimos en la planta baja ya que todos teníamos la tarjeta que nos decía como llegar. Agradecieron mucho les hubiera dado una solución al problema que se había generado y estaban encantados con las nuevas tarjetas, todas de colores distintos para así evitar confusiones. Alguno comentó que les haría un agujero para pasar una anilla y llevarlas a modo de llavero, otros que las plastificarían para que no se estropeasen…

A los pocos meses tuve que dejar el edificio, por trabajo, me trasladaban a otra ciudad. Pero antes de marcharme, hice una copia de todas las tarjetas, es posible que un día pase a visitar algún antiguo vecino…

Blackzi ha hecho realidad el #caféparatodos invitando a café a todo el mundo

Texto_Blackzi

Con motivo del 40º aniversario de la célebre frase del exministro Manuel Clavero, la marca de café Blackzi hizo una invitación masiva a café el pasado jueves 23 de marzo.

Democratizar la excelencia. Es lo que ha impulsado a la marca Blackzi, a invitar a café el pasado jueves 23 de marzo a todos los consumidores que se acercaban a cualquiera de los locales donde se desarrolló esta iniciativa, con motivo del 40 aniversario del aforismo del exministro de cultura de la UCD, Manuel Clavero.

El célebre #caféparatodos es el concepto con que esta iniciativa persigue que todos, sin exclusiones, podamos disfrutar de lo mejor. Una acción a la que se sumaron el chef Martín Berasategui, el actor Quique San Francisco, el nadador David Meca, el rapero Langui, el DJ y ex-motociclista Fonsi Nieto, la modelo Paloma Lago, la presentadora de televisión, Arancha de Benito, o el propio ex-ministro de Cultura Manuel Clavero, a través de un vídeo en el que cada uno lanza su mensaje.

Según Alfred Cortés, cofundador de Blackzi: “Creemos que la excelencia no es solo para unos pocos, que todas las personas tienen derecho a disfrutar de lo mejor. Café para todos nace de una verdad de nuestro producto: un café de calidad superior a un precio asequible. Pero no vamos a quedarnos ahí, vamos a ir más allá, realizando acciones que lo demuestren, como fue esta invitación total a café, y nuevas acciones que vendrán detrás.”

Cafe para todos Blackzi

En coherencia con esto, Blackzi destina un porcentaje de la venta de cada café a este tipo de acciones, entendiendo que el simple hecho de tomar un Blackzi ya es un acto de activismo a favor de “democratizar la excelencia”.

Para Alfred Cortés, para realizar un excelente café: “Lo más importante es la materia prima, el secreto de un buen café nace en origen. Por eso nosotros somos una de las pocas empresa del sector que tenemos técnicos en las plantaciones de origen de nuestro café. De esta manera controlamos la calidad del producto desde el momento de la recolección”.

“Una vez en Bologna, los granos de café son llevados a temperaturas de entre 200ºC y los 240ºC con el objetivo de resaltar las mejores características organolépticas. Para obtener el resultado deseado el proceso es expuesto a una monitorización que utiliza sofisticados sistemas electrónicos que siguen minuciosamente la “curva” de tostadura definida. Realizamos más de 11.000 controles de calidad anuales y tenemos todas las certificaciones internacionales de calidad.” Éste es el secreto de Blackzi para ser considerado uno de los mejores cafés del mundo.


  • Más de un millón de cafés gratis servidos por toda España
  • Se consumieron más de 7.600 kilos de café
  • Centenares de establecimientos hosteleros distribuidos por más de 200 ciudades y pueblos del país, participaron en la iniciativa