Licor Singeverga, el único licor portugués genuinamente monástico

Texto_ Ângela Mendes (editora    da   Revista   Drinks Diary)

Es costumbre ver en pequeñas ferias, licores regionales y otros productos que pretenden caracterizarse como procedentes de conventos, pero a decir verdad, con respecto a los licores, el licor Singeverga es el claro ejemplo de monástico en Portugal.

El licor de Singeverga es producido por los monjes benedictinos que habitan el Monasterio de Singeverga. Situado en el pequeño pueblo de Roriz, este convento vive entre el silencio y el deslumbramiento del paisaje del valle del Ave, entre la ciudad cuna, Guimarães, la capital del mueble, Paços de Ferreira y Santo Tirso municipio de la que forma parte.

El convento benedictino data de 1.892. Se trata de una fundación tardía explicada por la desaparición de las órdenes religiosas en el siglo anterior según las órdenes del Marqués de Pombal. Fue elevado por la Santa Sede a la categoría de Abadía en 1.938 y en ese año elegido su primer Abad.

Pero por esta época ya se trabajaba en la elaboración del Licor de Singeverga cuya creación ocurrió en 1.935 por las manos del Ingeniero Químico Botelho. “Siempre se hicieron licores en los monasterios, eran considerados remedios” – nos dice el Pe. Albino – “pero la gente piensa que el nuestro es muy viejo, pero no”. “Fue creado por un ingeniero químico que era amigo del monasterio. Creó un licor muy bueno, pero que era muy caro de producir.” Según nuestro anfitrión, al inicio, la producción tenía poca expresión, pero sin embargo, surgió un monje que tenía otra visión y comenzó a llevar estos licores a los mercados portugueses.

Licor Singeverga

Los monjes benedictinos viven bajo el lema “Ora et Labora”, trabajar y orar son el compás de la vida de estos monjes que viven en la “Pax Beneditina”. Los benedictinos son el único orden religioso del Occidente anterior al año mil. Fue fundada por San Benito de Núrcia, monje Italiano nacido en el siglo VI. Su modo de vida consiste en vivir en comunidad bajo la autoridad del Abad y según la Regla de San Benito y las constituciones que la actualizan. Oración comunitaria e individual, “Lectio Divina”, fraternidad, trabajo y hospitalidad son sus principios.

Todo esto lo podemos encontrar en el trabajo desarrollado por los monjes en el Monasterio de Singeverga, en su espacio de posada que recibe sólo hombres, pero que está abierto a la comunidad secular. El trabajo en las tierras circundantes al monasterio y por último la labor que hace más de ocho décadas ha mantenido vivo el Licor de Singeverga.

Licor de Singeverga: el licor de plantas y especias

Hemos sido recibidos en el convento de Singeverga por el Pe. Albino que amablemente nos guió por la producción del licor, toda ella artesanal. El proceso se inicia con la maceración de las plantas y especias en el alcohol al 95% mezclado con un pequeño porcentaje de agua, en cada botella se colocan 45 litros de alcohol y 10 liltros de agua. Son cuatro las grandes botellas de vidrio donde se hace este proceso que dura cerca de cuatro días. Estas botellas se agitan cuatro veces al día para que las especias como el azafrán, la canela, las semillas de cilantro, el clavo, las raíces de angélica, entre otros, puedan pasar su sabor al alcohol.

En un día se destila el agua que se mezclará para bajar el grado alcohólico del licor, el alambique de inox es calentado a leña en una pequeña sala contigua a la sala donde los barriles descansan y los viejos botellones de vidrio guardan la maceración en progreso donde el líquido comienza ya a ganar su característico color topacio.

“La gente piensa que esto se hace en un instante, pero no es así, el proceso tarda cerca de 15 días.” Nos confirió Padre Albino mientras sacudía uno de los grandes garrafones lo que nos permitió ver los delicados pedazos de azafrán entre otras especias .

Después de estos cuatro días, el contenido de los botellones se destila y el resultado de esa destilación – un líquido incoloro- vuelve de nuevo a las botellas de vidrio para volver a agregarle azafrán y vainas de vainilla. “A continuación hacemos el llamado jarabe”, prosigue el Padre Albino, “¡Sabemos que lo que caracteriza a los licores es mucha graduación y muy dulce! De esta forma se junto mucho azúcar“.

Licor Singeverga

El azúcar blanco es entonces mezclado con agua y ácido cítrico y ese primer jarabe se coloca en la dorna, o balsa de madera, como preferimos llamar a este medio barril de gran porte. Al día siguiente se hace de nuevo el jarabe al que se le añade té negro para aportarle el color, “Aún soy de los tiempos en los que se usaba la avena bravia”, nos confesó el Padre Albino, justificando que la planta venía en bolsas y necesitaba mucho trabajo para poder usar, y el té negro produce el mismo efecto.

Después de ese proceso, por fin se elabora el caramelo con azúcar y agua en una cocina cercana y que también será añadida a la mezcla a efectos de color.

A todos estos elementos se le añade en la balsa el contenido alcohólico de los garrafones de vidrio. Cada fabricación es un lote, y como máximo se hacen 11 por año. Cada lote tiene unos 400 litros de capacidad, aunque este año la producción, debido a la falta de personal, va a ser más corta.

De aquí el licor va a las barricas usadas, ya con cerca de 30% de alcohol, donde va a pasar por lo menos un año, aunque puede ser más, incluso porque según el Padre Albino “¡Cuánto más tiempo, mejor queda!”.

Entre las barricas hay incluso algunas reliquias que están envejeciendo, y ya embotellado hemos encontrado escondido en un antiguo armario una botella de Licor de Singeverga con cerca de 40 años, más dulce, suave y aún en las viejas botellas de color ámbar.

El proceso de llenado de las botellas, de pegado de rótulos y del pequeño hilo que hace el sellado en el cuello es todo hecho a mano, en un trabajo minucioso y de paciencia. El licor Singeverga está a la venta en algunos supermercados y en las tiendas especializadas de vino y aunque no se conoce ampliamente es un clásico que todos deberían saber de Portugal.

Lisbon Bar Show, el evento más importante del sector en Portugal

Texto_ Ângela Mendes (editora da Revista Drinks Diary)

La cuarta edición del Lisbon Bar Show ha tenido lugar durante los días 16 y 17 de mayo en el Convento do Beato en Lisboa. Este año, la feria ha vuelto a reafirmarse como el mayor evento dedicado a la industria de las bebidas en Portugal, con una amplia área de exposición y la presencia de cerca de 120 expositores que han dado a conocer a los más de 5.000 visitantes sus productos y las nuevas tendencias de la industria.

El objetivo de una feria como Lisbon Bar Show es reunir en un mismo espacio a las marcas y a los profesionales que las usan. Además, se utiliza para dar a conocer, probar y crear espacios de convivencia para los asistentes gracias a seminarios y workshops. Sirve para crear ese espacio de unión entre todos aquellos que hacen de este sector su propio modo de vida.

Los dos días de Lisbon Bar Show volvieron a ser dos días de mucho aprendizaje y de compartir, pero también de momentos de confraternización donde se juntaron caras conocidas y nuevas que aparecen con cada vez más frecuencia, algo que nos dice que el sector de las bebidas en Portugal está vivo y pulsante y que aún tiene mucho espacio para crecer. Prueba de ello es la creación de nuevas secciones de exposición como la que este año estuvo dedicada a las Cervezas Artesanales.

Convento Do Beato

Además de las grandes marcas internacionales, puede verse el aumento de la presencia de pequeñas marcas nacionales, de los gins pasando por el aguardente y los licores. Con más asiduidad, es más que evidente la presencia en este evento de los rostros del sector ya que solo así comprenderemos el funcionamiento de la industria, conoceremos a las personas clave y haremos contactos para futuros negocios.

Este año el tema oficial del Lisbon Bar Show fue Italia y por eso pudimos ver la presencia de marcas italianas y una apuesta en la divulgación del tan italiano aperitivo, de los vermuts y bitters.

El programa educativo volvió a traer invitados internacionales para hablarnos del trabajo que hacen en sus bares, explicar nuevas técnicas y simplemente presentarnos las marcas que representan.

La sala del Foro se llenó para escuchar a Lucca Cinalli, Toni Coligniari, Nico de Soto, Ian Burrel, Tomas Estes, Antonio Parlapiano entre tantos otros que pasaron por los tres espacios pensados ​​para conferencias en la feria.

Dentro del Lisbon Bar Show hubo tiempo para dos competiciones, el Challenge Cachaça 51 y el Vintage Cocktail Competition, esta última la única competición de cócteles que se enfoca en el uso de bebidas espirituosas antiguas y que este año trajo como ganador a João Teixeira.

En los diferentes stands vimos muchas cosas conocidas y algunos productos nuevos, vimos barriles para envejecer cócteles, vimos la personalización de shakers y vasos y vimos muchos Guest Bartenders en un esfuerzo continuado para afirmar la cultura de cóctel en Portugal, gracias a marcas que traen a sus mejores Bartenders para demostrar la versatilidad de sus productos.

Al final del encuentro, uno de los momentos más esperados fue sin duda la entrega de los Premios Lisboa Bar Show que distinguen lo que mejor se hizo en Portugal el año anterior.

El Red Frog Speakeasy fue el gran ganador con dos premios, el de Mejor Bar y Mejor Carta y Jaime Montgomery fue elegido el mejor Bartender nacional después de un año extraordinario con varios premios en competiciones.

Por tanto, el balance del año no podría ser más positivo: el Lisbon Bar Show volvió a afirmarse como el gran evento que es, organizado por un equipo comprometido y profesional, hecho por y para apasionadas por el mundo del bar.

Ganadores Lisbon Bar Show

Premios Lisbon Bar Show 2017

– Mejor Bartender Internacional:
Wilson Pires

– Producto del año:
Plantation Pineapple

– Mejor cóctel:
Flight 1862

– Mejor Bar de Hotel:

Gusto By Heinz Beck – Conrad Hotel – Algarve

– Mejor Equipo de bar:
Columbus Bar, Faro

– Mejor bar

Red Frog Speakeasy, Lisboa

– Mejor Carta de bar:
Red Frog Speakeasy, Lisboa

– Mejor barmaid:
Carole Coelho

– Mejor bartender:
Jaime Montgomery

– Mejor Brand Ambassador:
César Coutinho

En España hay bares, ¡en Portugal pastelerías!

Texto_ Ângela Mendes (Editora da Revista Drinks Diary)

A pesar de ser países hermanos, tan próximos en términos geográficos y con tantas relaciones históricas, si hablamos en términos culturales, Portugal y España están bastante distantes. Y en lo que se refiere a hábitos de consumo, cuando se habla de la industria de las bebidas, esa realidad tiene que ser muy tenida en cuenta por las marcas que quieren cruzar la frontera e instalarse en el país vecino.

Esta idea me la transmitió la responsable de una ginebra española que está aunando esfuerzos para implementar su marca en Portugal. En España, los hábitos de consumo son diferentes. En los bares se toma tanto un pequeño almuerzo como un aperitivo antes de las comidas, o un picoteo en la cena. Un bar es un espacio más democrático, donde el hábito de beber se acepta antes del propio almuerzo.

En cambio, en Portugal, un bar es un lugar que sólo se visita de noche. Por aquí, el pequeño almuerzo o lunch se toma en pastelerías,  cuyos escaparates se llenan de bollos, cafés y tés. Somos menos dados a «tapas y pinchos», aunque nos gustan los aperitivos por la tarde. Las comidas en Portugal son menos fluidas y se acomoda a cada hora del día.

Comenzar a beber en el almuerzo un día de trabajo no es una norma, incluso, si esto se hace con moderación y en un contexto profesional. Pero, ¿por qué es esto tan importante para las marcas? Muy fácil: un producto que puede ser un éxito en España puede que no lo sea en Portugal si no tiene en cuenta estas cuestiones y viceversa. No basta con utilizar una fórmula que ha tenido éxito en uno de los países y aplicarla al otro sin conocer estos parámetros ya que así, lo único que conseguiremos será una fórmula para el fracaso.

El bar en Portugal es un espacio nocturno y es en estos lugares donde se exponen una gran variedad de bebidas espirituosas para su consumo. Después existen una serie de cafeterías o pastelerías que aprovechan sus terrazas en verano para servir cerveza, algún vino y, en última instancia, el siempre solicitado gin tonic.

A la hora de trazar una estrategia para integrar al mercado portugués, las marcas españolas deben, en primer lugar, observar los patrones de consumo, los locales y analizar bien al público portugués para conocer sus matices.

Somos un mercado interesante y en lo que se refiere al consumo de bebidas espirituosas, estamos dispuestos a crecer y tener espacio para la innovación. Pero somos un caso específico. La mayor parte de las marcas internacionales tienen su localización en España por lo que crean un modelo que debe servir a todos, y Portugal es un mercado pequeño en el que prestan poca atención.

Sin embargo, teniendo en cuenta que Oporto ha sido considerado como el «Mejor Destino Europeo de 2017», una distinción con la que ya cuenta Lisboa, y siendo el Algarve un destino turístico por excelencia en el continente, ¿no va siento hora de que los departamentos de marketing de la industria de las bebidas comiencen a vernos como un mercado singular, pequeño pero muy atractivo?