Licor Singeverga, el único licor portugués genuinamente monástico

Texto_ Ângela Mendes (editora    da   Revista   Drinks Diary)

Es costumbre ver en pequeñas ferias, licores regionales y otros productos que pretenden caracterizarse como procedentes de conventos, pero a decir verdad, con respecto a los licores, el licor Singeverga es el claro ejemplo de monástico en Portugal.

El licor de Singeverga es producido por los monjes benedictinos que habitan el Monasterio de Singeverga. Situado en el pequeño pueblo de Roriz, este convento vive entre el silencio y el deslumbramiento del paisaje del valle del Ave, entre la ciudad cuna, Guimarães, la capital del mueble, Paços de Ferreira y Santo Tirso municipio de la que forma parte.

El convento benedictino data de 1.892. Se trata de una fundación tardía explicada por la desaparición de las órdenes religiosas en el siglo anterior según las órdenes del Marqués de Pombal. Fue elevado por la Santa Sede a la categoría de Abadía en 1.938 y en ese año elegido su primer Abad.

Pero por esta época ya se trabajaba en la elaboración del Licor de Singeverga cuya creación ocurrió en 1.935 por las manos del Ingeniero Químico Botelho. “Siempre se hicieron licores en los monasterios, eran considerados remedios” – nos dice el Pe. Albino – “pero la gente piensa que el nuestro es muy viejo, pero no”. “Fue creado por un ingeniero químico que era amigo del monasterio. Creó un licor muy bueno, pero que era muy caro de producir.” Según nuestro anfitrión, al inicio, la producción tenía poca expresión, pero sin embargo, surgió un monje que tenía otra visión y comenzó a llevar estos licores a los mercados portugueses.

Licor Singeverga

Los monjes benedictinos viven bajo el lema “Ora et Labora”, trabajar y orar son el compás de la vida de estos monjes que viven en la “Pax Beneditina”. Los benedictinos son el único orden religioso del Occidente anterior al año mil. Fue fundada por San Benito de Núrcia, monje Italiano nacido en el siglo VI. Su modo de vida consiste en vivir en comunidad bajo la autoridad del Abad y según la Regla de San Benito y las constituciones que la actualizan. Oración comunitaria e individual, “Lectio Divina”, fraternidad, trabajo y hospitalidad son sus principios.

Todo esto lo podemos encontrar en el trabajo desarrollado por los monjes en el Monasterio de Singeverga, en su espacio de posada que recibe sólo hombres, pero que está abierto a la comunidad secular. El trabajo en las tierras circundantes al monasterio y por último la labor que hace más de ocho décadas ha mantenido vivo el Licor de Singeverga.

Licor de Singeverga: el licor de plantas y especias

Hemos sido recibidos en el convento de Singeverga por el Pe. Albino que amablemente nos guió por la producción del licor, toda ella artesanal. El proceso se inicia con la maceración de las plantas y especias en el alcohol al 95% mezclado con un pequeño porcentaje de agua, en cada botella se colocan 45 litros de alcohol y 10 liltros de agua. Son cuatro las grandes botellas de vidrio donde se hace este proceso que dura cerca de cuatro días. Estas botellas se agitan cuatro veces al día para que las especias como el azafrán, la canela, las semillas de cilantro, el clavo, las raíces de angélica, entre otros, puedan pasar su sabor al alcohol.

En un día se destila el agua que se mezclará para bajar el grado alcohólico del licor, el alambique de inox es calentado a leña en una pequeña sala contigua a la sala donde los barriles descansan y los viejos botellones de vidrio guardan la maceración en progreso donde el líquido comienza ya a ganar su característico color topacio.

“La gente piensa que esto se hace en un instante, pero no es así, el proceso tarda cerca de 15 días.” Nos confirió Padre Albino mientras sacudía uno de los grandes garrafones lo que nos permitió ver los delicados pedazos de azafrán entre otras especias .

Después de estos cuatro días, el contenido de los botellones se destila y el resultado de esa destilación – un líquido incoloro- vuelve de nuevo a las botellas de vidrio para volver a agregarle azafrán y vainas de vainilla. “A continuación hacemos el llamado jarabe”, prosigue el Padre Albino, “¡Sabemos que lo que caracteriza a los licores es mucha graduación y muy dulce! De esta forma se junto mucho azúcar“.

Licor Singeverga

El azúcar blanco es entonces mezclado con agua y ácido cítrico y ese primer jarabe se coloca en la dorna, o balsa de madera, como preferimos llamar a este medio barril de gran porte. Al día siguiente se hace de nuevo el jarabe al que se le añade té negro para aportarle el color, “Aún soy de los tiempos en los que se usaba la avena bravia”, nos confesó el Padre Albino, justificando que la planta venía en bolsas y necesitaba mucho trabajo para poder usar, y el té negro produce el mismo efecto.

Después de ese proceso, por fin se elabora el caramelo con azúcar y agua en una cocina cercana y que también será añadida a la mezcla a efectos de color.

A todos estos elementos se le añade en la balsa el contenido alcohólico de los garrafones de vidrio. Cada fabricación es un lote, y como máximo se hacen 11 por año. Cada lote tiene unos 400 litros de capacidad, aunque este año la producción, debido a la falta de personal, va a ser más corta.

De aquí el licor va a las barricas usadas, ya con cerca de 30% de alcohol, donde va a pasar por lo menos un año, aunque puede ser más, incluso porque según el Padre Albino “¡Cuánto más tiempo, mejor queda!”.

Entre las barricas hay incluso algunas reliquias que están envejeciendo, y ya embotellado hemos encontrado escondido en un antiguo armario una botella de Licor de Singeverga con cerca de 40 años, más dulce, suave y aún en las viejas botellas de color ámbar.

El proceso de llenado de las botellas, de pegado de rótulos y del pequeño hilo que hace el sellado en el cuello es todo hecho a mano, en un trabajo minucioso y de paciencia. El licor Singeverga está a la venta en algunos supermercados y en las tiendas especializadas de vino y aunque no se conoce ampliamente es un clásico que todos deberían saber de Portugal.

Lorena Vásquez: “Dedico muchas horas de mi vida al ron. ¡Es mi pasión!”

Texto_ Ângela Mendes (editora    da   Revista   Drinks Diary)

Lorena Vásquez es una de las pocas mujeres que juegan el papel de Master Blender en el mundo de las bebidas espirituosas. Es conocida por el trabajo que ha desarrollado con el Ron Zacapa que colocó en el mapa el pequeño país centroamericano, Guatemala.

“Son más de tres décadas de vida ligada al ron, concretamente, 33 años y medio trabajando en este sector. Es una vida entera y no sólo mi trabajo” como nos ha confesado, y tal vez por eso los rones Zacapa son como sus “otros hijos, porque dedico muchas horas de mi vida al Ron, es mi pasión.”

Enlazamos la conversación que tuvimos con Lorena Vásquez en ‘Pharmacia’ en Lisboa después de un almuerzo en el que presentó sus rones y nos guió por el trabajo que hace en las plantaciones de caña de azúcar, la destilería y sobre todo en la “casa por encima de las nubes“ donde el Ron Zacapa envejece.

Lorena Vásquez es una mujer de pequeño porte y de voz delicada, tal como delicado es su extraordinario sentido del olfato. Nos dijo que en esta primera visita a Portugal de inmediato sintió el aroma que siempre pensó que nos caracteriza. “Siempre digo que cada país tiene un aroma y me impresionó el olor de Lisboa. Se identifica siempre a Portugal con bacalao y es sorprendente porque tan pronto como sentí el olor a pescado.” Así como cada uno de nosotros tiene su aroma, también cada mar, cada barril, cada lote de ron y el arte de mezclarlo hasta crear algo único, es el don de Lorena Vásquez.

Lorena Vasquez

¿Cómo de un puesto en el control de calidad ascendió a Master Blender?

Soy de Nicaragua y me casé con un guatemalteco, así que me mudé a Guatemala y comencé a trabajar con cerveza en el control de calidad porque siempre me gustó todo lo que tenía que ver con aromas y sabores. Sin embargo, no me gusta la cerveza y era muy complicado para mí probar algo que no me gustaba. Por eso, cambié a la destilería de ron. Ya van treinta y tres años y medio. Comencé en el control de calidad, pero como me gustaba probarlo comencé a participar y hacer los blends. Siempre tuve una nariz fina, ¡decía mi madre que no me gustaba comer porque el comer tenía un olor feo y ella me regañaba y yo me irritaba para no comer!

Comenzaste a desempeñar el papel de Master Blender hace más de 30 años, en un mundo dominado por hombres, ¿sintió esa presión?

En la época fue muy difícil. En Centroamérica hay mucho machismo y a los hombres no les gusta que una mujer les diga qué hacer. Cuando empecé en la destilería era la única mujer que trabajaba en medio de 200 hombres. Hoy en día ya no, porque en Ron Zacapa trabajan varias mujeres.

¿Fue por usted por lo que empezaron a venir a otras mujeres a trabajar?

Sí, porque prefiero trabajar con mujeres. Es un trabajo muy minucioso en el que hay que prestar atención a los detalles y siento que las mujeres son mejores en este tipo de trabajo, son más pacientes. Y en este trabajo es muy importante ser paciente.

Para desempeñar tu profesión tienes que tener un olfato muy fino. ¿Crees que esto es innato en una persona, o se puede aprender?

Para mí es el conjunto de tres factores muy importantes. Primero tienes que tener la predisposición natural para los aromas, es esa capacidad que puedes desarrollar. Según lo es la parte técnica, tienes que saber química para que sea más fácil entender lo que sucede en todos los procesos. Por último tienes que tener pasión, porque es un trabajo complicado y si no te gusta será muy difícil evolucionar. Cuando buscamos a alguien para trabajar con nosotros en el laboratorio, esa persona tiene que pasar por un examen para saber si puede distinguir los aromas. Porque si los puedes distinguir es más fácil trabajar esa capacidad, si no, no puedes hacer nada.

¿Cómo es el día normal de trabajo de un Master Blender?

Comienza siempre el día con algún ejercicio, como viste en los viajes tengo que comer mucho (risas). Hay una parte que es más administrativa, porque la mejor hora para empezar a evaluar las muestras es entre las 10:00 y las 11:00 de la mañana, probamos hasta que es la hora de comer. Tras el almuerzo no puedes volver a las pruebas . Tenemos que esperar al menos dos horas ya que en estas últimas tenemos que tomar decisiones y ser muy cuidadosos.

Un simple estreñimiento puede entorpecer mucho el rendimiento de tu función. ¿Qué otros cuidados tienes?

¡No puedes trabajar simplemente! Tengo muchas alergias, sobre todo en los ojos, pero tienes que cuidarte. El frío me afecta mucho así como la humedad, no uso perfumes cuando voy a trabajar, ni cremas, nada que tenga aroma porque esos aromas interfieren con las muestras. Incluso si comes y bebes, si voy a hacer pruebas, prefiero beber un té verde en vez de café porque el café, sobre todo si es muy complejo, te cambia la percepción cuando evalúas ron y una un té verde te limpia el paladar.

¿Tu formación en química te ha ayudado en el desempeño de la función de Master Blender?

En la facultad de farmacia estudias mucha química y eso es bueno para entender los procesos, el área farmacéutica no me atrajo y por eso siempre me alenté por el análisis de alimentos, porque siempre me interesó por el análisis sensorial, sabores, texturas…

¿El Master Blender se preocupa por el proceso de destilación?

Sí, acompaño todos los procesos, desde la plantación de la caña pasando por la destilación hasta el envejecimiento. Es como un enólogo en el mundo de los vinos. Me gusta todo el proceso, pero la parte del envejecimiento es la que me da más placer.

Lorena Vasquez

¿Por qué usan miel virgen? ¿qué diferencia produce en el producto final?

La miel virgen es el zumo de la caña concentrada, no le quitas nada. Todos los azúcares que están en la caña se quedan en la miel virgen. En el caso de la melaza, que es el subproducto del proceso de hacer azúcar, ya quita la sacarosa, luego químicamente son muy diferentes. Cuando haces la fermentación los aromas y sabores que se forman son diferentes. Un destilado con miel virgen tiene aromas más dulces y de frutas como piña, plátano, caramelo. Cuando haces la fermentación con melaza el ron es más seco. Es como si el destilado de miel virgen fuese femenino, más delicado. Un destilado con melaza es más fuerte.

Conociendo tan bien este mundo, ¿qué hace al Ron Zacapa diferente de los otros rones?

Dos cosas importantes, la materia prima y el envejecimiento. La mayoría de los rones sólo utilizan un tipo de barrica en el envejecimiento. Vamos haciendo blends y cambiando las barricas, haciendo que el ron sea más equilibrado y más complejo en aromas y sabores.

¿El Ron Zacapa tiene algún tipo de compromiso social?

Sí, por supuesto. Uno de los ejemplos es la franja que la botella tiene está hecha con una planta y tejida a mano por artesanas de comunidades pobres de Guatemala. Este símbolo es el que nos une a nuestras raíces prehispánicas. Cada banda es tejida a mano y colocada a mano en cada botella. Socialmente es un proyecto hermoso porque damos trabajo a más de 900 mujeres que trabajan en casa, lo que les permiten sostener a sus familias, mirar por sus hijos. Estamos hablando de mujeres que viven en comunidades pequeñas donde no hay trabajo y esta oportunidad es muy importante.

¿Y preocupaciones ambientales?

También las tenemos. La destilería está certificada con el ISO 1400. Tenemos certificaciones en sostenibilidad porque creemos que somos también responsables en cuidar del planeta. Usamos los residuos que producimos para crear la energía que alimenta la destilería. En el proceso de fermentación, cuando la levadura está transformando el azúcar produce alcohol y gas carbónico. Éste lo recuperamos y vendemos a fábricas que lo ponen en refrescos. Cuando hacemos la destilación hay un residuo que tiene la levadura muerta, lo llamamos “viña“. Lo colocamos en grandes tanques y producimos gas metano que también usamos para producir energía eléctrica. Todos los subproductos que sobran del proceso los recuperamos y producimos energía y fertilizantes para los campos de caña de azúcar. Reutilizamos todo.

La ciencia en el futuro del vino en Portugal

Texto_ Ângela Mendes (editora    da   Revista   Drinks Diary) – Fotografía_ Ricardo Bernardo

El año 2017 fue un año atípico en términos meteorológicos, sin embargo, este comportamiento extraño podría convertirse en algo normal dentro de pocos años. Los veranos serán cada vez más largos, secos y cálidos y los inviernos llegarán abruptamente con temperaturas bajas y poca precipitación. La frontera entre las estaciones se va a borrar, la primavera y el otoño mediterráneos pasaron a ser sólo un recuerdo de los tiempos de niño. Y este no es un escenario hipotético, es algo que está sucediendo ante nuestros ojos en un proceso que no podemos parar, sólo podemos tratar de minimizar sus efectos negativos.

En este proceso, donde la agricultura será uno de los sectores más afectados, la viticultura no será una excepción. Qué pasará en el futuro del vino en Portugal, en un clima cálido y seco, y qué podemos hacer para mitigar los daños es la pregunta que la ciencia está tratando de responder mediante el estudio de las plantas. Fuimos a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa para hablar con Andreia Figueiredo investigadora del BioISI – Instituto de integradores Biosystems y las Ciencias-, para tratar de entender lo que la ciencia tiene que decir sobre el futuro del vino nacional.

Una de las cuestiones que se plantea para la producción de Vino en el territorio nacional es el aumento de la temperatura y este verano fue pródigo en períodos en los que durante varios días se sintió un calor por encima de los 40ºC, especialmente en regiones del Alentejo interior. Según la investigadora Andreia Figueiredo, “la vid por encima de los 34º – 36ºC empieza a entrar en estrés y deja de invertir tanto en la producción del fruto y más en su propia protección. Es una cuestión de supervivencia.” Este hecho va a afectar no sólo a la cantidad, sino también a la calidad de los vinos producidos.

Una de las consecuencias más visibles de momento es la alteración de los ciclos de la viña, por ejemplo, las vendimias este año se sucedieron muy precozmente cuando se compararon con años anteriores, porque el calor influye en la cantidad de azúcar que la uva tiene lo que va a hacer proceso fermentativo tengamos un aumento del grado alcohólico de los vinos. De acuerdo con Andreia Figueiredo este es uno de los problemas, ya que con el aumento de alcohol es también “una disminución de la acidez de los vinos” ambos factores afectan a los vinos de calidad producidos en Portugal y desafían la habilidad de los enólogos.

Vino en Portugal

El año pasado fue un buen año en lo que se refiere a las enfermedades de la viña, de alguna manera el calor fue beneficioso, pero la continuación de este tipo de clima trajo otro desafío en esta área “otras enfermedades aparecen, nuestro país no tenía Xylella Fastidiosa y empieza a aparecer. El Míldio y el Oídio han sido a lo largo de los últimos años un problema muy grande para la viticultura europea y el hecho de tener un verano caliente con una semana de lluvia por el medio puede devastar toda la cultura porque estos patógenos les gustan las temperaturas alrededor 25ºC y con precipitación es cierto que se van a propagar.“ Afirma la investigadora del BioISI.

Es posible que las viñas dejen de ser viables por su ubicación. La comunidad científica ha hablado mucho en los últimos dos años de una tendencia que predice que los viñedos se moverán hacia el norte. Esto se debe a que las viñas que estaban adaptadas a la cuenca del Mediterráneo dejarán de estarlo. El Alto Duero y el interior del Alentejo son zonas que pueden ser muy afectadas en términos de viticultura. Por eso, el cambio de perfil de los vinos nacionales es una realidad para la que parecemos no estar preparados, Andreia Figueiredo cree que “los productores no están muy abiertos a esa idea, ya que hoy en día tenemos vinos reconocidos internacionalmente, hacemos bien lo que estamos haciendo.”

Hace unos años la migración de las viñas hacia el norte no parecía tener sentido porque el número de horas de luz y la cantidad de calor no eran suficientes para tener una buena uva capaz de hacer un vino distinto de los demás. Sin embargo, este tipo de enmiendas que estamos viendo y la experiencia puede hacer que el norte de Europa tenga un clima ligeramente más ameno y que sea más propicio para la viticultura que propiamente nuestro Alentejo y nuestro Algarve.

Trazado el escenario, ¿ en qué puede ayudarnos la ciencia? “El cambio es inevitable, nos corresponde crear condiciones que mitiguen los daños que va a causar.” Afirma.

El núcleo de investigación trabaja de cerca con la Colección Ampelográfica Nacional, situada en Dos Puertos-Torres Vedras, en la Estación Vitivinícola Nacional donde están guardadas muestras de las cerca de 250 castas nacionales, una enorme diversidad genética, de la que sacamos poco partido según la investigadora. “Tenemos cerca de 250 castas, usamos sólo unos 30 para hacer vino. En esta colección está presente un potencial muy grande que puede ser explotado, no sólo en lo que se refiere a las características deseables por la industria vitivinícola (ex calidad de la uva y características organoléticas), sino también en relación a la resistencia a factores como la sequía, el calor y las enfermedades.

Al conocer mejor nuestra riqueza genética será posible a través del estudio y selección crear plantas más adaptadas al clima que será la realidad en el futuro. Sustituir las castas que usamos hoy por otras más resistentes es el camino. “Es normal que si utilizamos otras castas las propiedades de los vinos se alteren, lo que no es necesariamente una mala noticia. “Hay siempre una barrera cuando se habla de cambio, pero a largo plazo este abanico de soluciones que queremos presentar va a ser beneficioso para el sector”, afirma Andreia Figueiredo.

Además, hay que tener una conciencia medioambiental que aún le falta a la gran parte de los productores que siguen ocupando sus viñedos con productos químicos y nocivos. Con la aparición de nuevas enfermedades, la ciencia se centra también en cuestiones como la prevención: “una de las líneas de investigación es buscar biomoléculas que pueden ser usadas como biofungicidas en lugar de aplicar un pesticida en la viña, usar un componente que las propias plantas tienen, que sé que no va a provocar daño y que les incrementa inmunidad.“

Los problemas se han identificado y las soluciones están siendo trabajadas por investigadores en red un poco por todo el mundo, pero a veces falta el puente entre el mundo académico y los productores, el hacer más fácil el lenguaje científico y la aproximación de las investigaciones a las necesidades reales del mercado, el terreno es el camino que hay que hacer en conjunto con los productores.

La conferencia “La ciencia y el vino”, fue una iniciativa que tuvo lugar el 24 de noviembre en el bar de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa. Ésta marcó este artículo fruto de esta necesidad de abrir el mundo de la investigación científica al público e invitar a todos a participar en la solución.

Manhattan, la quinta esencia de Nueva York

Texto_ Ângela Mendes  (editora    da   Revista   Drinks Diary) – Fotografía cóctel_ Ricardo Bernardo

Manhattan es sinónimo de Nueva York, ciudad cosmopolita e intemporal donde los sueños se pueden realizar. “If you can make it there, you can make it anywhere”, cantó Frank Sinatra sobre la ciudad; Woody Allen dedicó toda una película a esta zona de la urbe; la clásica “Manhattan”, de 1979, con Diane Keaton, que inmortalizó el banco de jardín por debajo del Queensboro Bridge. ¿Y cómo no reconocer las calles de Manhattan después de seis temporadas de las aventuras de Carrie Bradshaw y amigas en “Sexo en Nueva Yor”?

En estas calles concurridas entre Central Park, Times Square, Wall Street y Broadway fue donde en los albores del siglo XIX se creó este cóctel homónino. Por eso, en esta edición, rendimos un claro homenaje al clásico Manhattan.

El Manhattan es nativo de Nueva York. La mayor parte de los estudiosos de la historia de los cócteles coinciden en este dato, sin embargo, la discordia se centra en los detalles de la aparición de la receta. El quién y el qué de esta historia no podrá ser aclarado nunca pero se cree que el ‘Manhattan Club’ tuvo un papel muy importante en ello.

Una de las versiones de la historia coloca el momento de la aparición del cóctel en un banquete dado en el Club neoyorquino por Jennie Jerome, la madre de Winston Churchill. El banquete ha sido la celebración de una victoria política, Samuel J. Tilden había sido elegido gobernador. David Wondrich afirma en su libro ‘Imbibe!’ que éste es uno de los mayores mitos de la historia de las bebidas, porque a pesar de ser la leyenda más repetida, hay registros que demuestran que en la fecha de este banquete, Jennie estaría en Oxfordshire porque había dado a luz el futuro primer ministro del Reino Unido, lo que inviabiliza esta versión.

Eliminando el banquete, ¿debemos eliminar el ‘Manhattan Club’ de esta historia? Según William F. Mulhall, Bartender en el Hoffman House entre 1882 y 1915, sí. Es él la fuente de la versión que cuenta que el Manhattan fue inventado por un bartender llamado Black que tenía un bar bajo Houston Street en Broadway en la década de los sesenta. Los registros de la ciudad muestran que en 1870 había efectivamente un William Black trabajando en un Saloon en Bowery, pero por encima de Houston Street no por debajo, lo que a pesar de fundamentar la historia todavía le deja algunas fallas.

Drinks Diary

Por otro lado, si Mulhall excluyó el ‘Manhattan Club’ hay que seguir afirmando que fue aquí donde nació el Manhattan Cocktail aunque en otro contexto. Un Bartender de Boston entrevistado en 1889, afirmó que este cóctel tuvo su origen en la mente de un bartender “at the Manhattan Club’s rooms in New York”. Esta versión de la historia se refuerza en una columna de opinión “With The Clubmen” publicada en 1902 en el New York Times, que afirma que la leyenda dice que “The Manhattan Club (…) primer paso en el ‘Manhattan Cocktail”.

En 1915, ‘Manhattan Club’ publicó una historia oficial donde simplemente afirma que el celebrado cóctel de Manhattan fue “lanzado” en el club. David Wondrich dice no haber encontrado ninguna referencia a este “lanzamiento” en los muchos documentos de antes de la prohibición que analizó y que no hay otras indicaciones bibliográficas que corroboran esta versión. Las que encontró son posteriores, en una edición de 1963 de la revista ‘Gourmet’ que divulgó el rumor de que el cóctel había sido creado por un genio anónimo en esta sala durante el mandato de August Belmont, presidente del club entre 1874 y 1879.

Quien divulgó este rumor fue Carol Truax, hija del presidente que sucedió a Belmont en 1890, lo que dio cierta credibilidad a la historia. Pero la creación puede incluso haber precedido a Belmont, si tenemos en cuenta un extracto de una noticia publicada por el Galveston Daily News en septiembre de 1873, “The New York Club tiene un peculiar cóctel. Se ha hecho de los mejores Brandy y varios tipos de bitters (…) y el ‘Manhattan Club’ ha inventado otro”. No podemos deducir por esta noticia que la nueva invención es el Manhattan, aún más que 1873 es algo por delante en su tiempo para un cóctel donde se mezcla vermut con un espirituoso, casi una década antes de que el uso de este destilado sea aceptado en los EE.UU.

Sea cual sea la versión correcta, la verdad es que a mediados de la década de 1880 el cóctel era ya común. El 5 de septiembre de 1882 apareció el primer registro impreso en un periódico, el ‘Olean Democrat’ afirmaba que, “había poco tiempo en que una mezcla de whisky, vermut y bitters estaba de moda”.

La receta tuvo otros nombres: Turf Club o Jockey Club, por ejemplo, lo que al principio barajó a los bartenders, pero Manhattan fue el nombre que perduró y en 1.884 fue acuñado en los bartender’s Guides y es ampliamente mencionado en guías y artículos de periódico.

A lo largo de los tiempos varias fueron las discusiones de cómo se hace un Manhattan, si con bourbon, si con whisky de centeno, si se mezcla en partes iguales con el vermut o si hay otras medidas a respetar.

Pero la simplicidad clásica de una receta de tres ingredientes se mantiene elegante e intemporal.

Manhattan

50 ml Bulleit Rye
25 ml Carlo Alberto Riserva Rosso
2 Dash de bitter de angostura

The Royal Cocktail Club, una coctelería que Oporto merecía

Texto_Ângela Mendes (editora    da   Revista   Drinks Diary) – Fotografía_The Royal Cocktail Club

‘The Royal Cocktail Club’ abrió el 12 de abril de este año en un edificio del siglo pasado situado entre la calle Cândido dos Reis y la calle de Fábrica, en pleno centro de Oporto. Su puerta principal da a parar a las esquinas de ambas calles donde se puede ver el movimiento de una ciudad que cada vez está más animada.

Al entrar en la planta baja nos damos de cara con el balcón, imponente escenario donde el equipo de bartenders pone en práctica su oficia en un espacio creado al 100% para el cóctel y las grandes experiencias.

En un lugar destacado está el mostrador y junto a las ventanas, algunos lugares para que el público pueda tomar asiento dejando en el centro una zona libre. Esta es la sala más informal donde los clientes son invitados a degustar un cóctel mientras escuchan música y conversan sentados unos, de pie otros. Es una sala más dinámica que tiene contacto permanente con la calle a través de sus
grandes ventanales.

Pero ‘The Royal Cocktail Club’ tiene además un espacio diferenciado en el sótano. Al bajar las escaleras encontramos una sala pensada para ser una experiencia inmersiva en el mundo del cóctel. Aquí la carta es diferente y los lugares limitados.Sólo descienden las personas mientras hay lugares disponibles, porque para apreciar algunos de los cócteles es obligatorio estar sentado.

La carta en este espacio es original e interactiva, como un tablero de ‘Monopoly’. Podemos mirarlo como quien mira un menú normal o podemos pedir los datos y los peones y jugar si estamos en grupo. Tal y como sucede con el ‘Monopoly’ hay que ganar y perder con premios como beber un cocktail escogido por el bartender o incluso pagar la ronda a la mesa.

Para bajar hasta el sótano es necesario reservar y tener la suerte de que haya espacio disponible. Sin embargo la carta es especial y merece la visita.

Aunque tiene dos espacios bien diferenciados, está unido por la filosofía coctelera guiada por el equipo liderado por Daniel Carvalho, Head Bartender. El equipo cuenta también con José Mendes, Tatiana Cardoso y Carlos Santiago (barman del año 2015 y ganador de la World Class Portugal 2017) lo que lo coloca entre la élite de bartenders en el país.

Miguel Camões, el impulsor de este proyecto, nos dice que desde el principio la idea fue crear un espacio con foco en los bartenders y en el trabajo que estos hacen detrás del bar. De esta forma, consiguió juntar un equipo unido y una marca que se divide entre las dos cartas de cóctel y los dos espacios con la misma calidad.

‘The Royal Cocktail Club’ no es un ‘speakeasy’, aunque ha ido a buscar en esa corriente algunos rasgos de su decoración y la privacidad que ofrece el espacio.

The Royal Cocktail Club

Éste se abre siempre a las 19 horas lo que lo convierte en el lugar ideal para beber un buen cocktail después del trabajo y el aperitivo antes de salir a cenar. De domingo a jueves cierra a las dos de la madrugada y los viernes, sábados y vísperas de festivo extiende su horario hasta las cuatro.

Tanto si se trata de cócteles, un connoisseur o quieres empezar en este arte de disfrutar de combinados, ‘The Royal Cocktail Club’ tiene un espacio y una sugerencia para ti, en un ambiente relajado y elegante donde serás acogido por un equipo de bar de lo mejor que puedes encontrar en el caso de Portugal.

The Royal Cocktail Club

Smoked Tree
Zacapa XO, Figo, Cacao Bitter

The Royal Cocktail Club

Black Cask
Jameson Black Barrel, Drambuie, Limón, Stout, Clara de huevo, Bitter chocolate

The Royal Cocktail Club

Yuba
Nikka Coffey Grain Whisky, Capucana Cachaça, Piña, Lima, Yuzu, Chá Matcha y agua de Coco

The Royal Cocktail Club

Conneccion
Diplomático Reserva Exclusiva Rum, Brandy Ysabel Regina, Licor, Cacao, Pedro Ximenez Sherry, Bitter de naranja

Marvila: de barrio decadente a Lisbon Beer District

Texto_ Ângela Mendes (editora da Revista Drinks Diary) – Fotografía_ Ricardo Bernardo

Marvila es parte de una Lisboa que ha ido cayendo en el olvido en las últimas décadas, la Lisboa industrial, las fábricas y el puerto activo. De los grandes almacenes de vino, de las fábricas de fósforos y de jabón y de las granjas con huertos que abastecían los mercados de la ciudad. Una Lisboa productiva, que cayó en desuso con el avance de la época postindustrial. Los despojos, grandes almacenes en ruinas, espacios de memoria.

A la luz de lo ocurrido en otras ciudades europeas, esta zona olvidada comienza poco a poco a ganar vida a través de actividades como las artes y proyectos emprendedores que se van instalando en el lugar porque Marvila es Lisboa, pero con precios más accesibles y sin la gran presión turística.

Nadie niega que los precios de los alquileres son lo que primero atrae a los nuevos negocios, pero una vez en Marvila percibimos que hay un ambiente dinámico, un espacio para crecer y ese aura de contracultura y modernidad que contrasta con la tipicidad de la construcción industrial de principios del siglo pasado. Tal vez por eso, hablar en un campo de cerveza de Lisboa en Marvila suena tan bien, porque la cultura de cerveza artesanal es así: busca en enseñanzas antiguas formas de innovar, es experimental e irreverente, busca siempre más y diferente ¡y hay tanto por explorar!

Es aquí donde encontramos a tres microcerveceros que recorren ese camino y que, por casualidad, se instalaron en la misma zona, con sus proyectos específicos, pero que en un clima de cooperación y competencia sana están trabajando juntos para afirmar a Marvila como el Beer District de la capital.

Shaking Portugal

Dois Corvos

A Dois Corvos fue la primera cervecera en instalarse en Marvila. El proyecto de la pareja Susana Cascais y Scott Steffens encontró en este barrio las condiciones necesarias para desarrollarlo. Según Susana, tenía todo el sentido elaborarlo dentro de los límites de la ciudad de Lisboa, pues la Dos Corvos está intrínsecamente ligada a la capital ya que los dos cuervos forman parte del escudo de armas y de la leyenda de la misma.

“En aquel momento no teníamos idea de que Marvila iba a explotar, pero este espacio tenía el área que necesitábamos, era una zona con buenos accesos para recibir y enviar mercancía y el precio era el correcto para nosotros”.

Nació así a Dos Corvos que inicialmente era sólo una pequeña fábrica de cerveza pero que hoy en día tiene también una Tap Room con cervezas de los dos cuervos para degustar y algunos aperitivos. Según Susana éste es un espacio que tiene una magia especial ya que permite a quien los visite probar la cerveza en el lugar donde se hace. “Todavía estamos en los inicios de la cultura cervecera en Portugal, dando los primeros pasos, y pienso que este espacio es súper importante para dar cervezas in situ o para llevar a casa. También por eso la aparición de otras cerveceras en el barrio es importante, porque el apasionado por la cerveza artesanal es alguien que le gusta experimentar, de novedades y por eso la diversidad atrae personas y beneficia a todos.

Por lo tanto, hay sinergias entre las tres cerveceras. Según Susana Cascais están “intentando poner en pie algo llamado Lisbon Beer District con el objetivo de promover la cerveza artesanal específicamente producida en Marvila y creo que hay espacio para organizarnos a semejanza de lo que sucede en otras ciudades. Londres tiene una Beer Mile, por ejemplo. Es algo que trae gente y dinamismo, intercambio de información.“ Además, subraya que todavía están fermentando la idea y que podrá crearse un gran evento originando un itinerario entre las cerveceras. Sin duda, será algo que suceda este año.

Musa

Hemos visitado Musa, un nuevo proyecto que todavía se acomodaba en su nuevo espacio en la Rua do Açúcar. Este espacio será creado junto con la Tap Room en un antiguo almacén que fue rescatado de la ruina ya que era una carpintería ilegal. Hemos sido recibidos por Nuno Melo que nos contó el viaje en coche que hizo de Porto con el amigo Bruno Carrilho y que los llevó a crear el proyecto. ¿Por qué Musa? Porque en el fondo es inspiradora esta transición a un mundo nuevo, es una puerta que se abre más allá de una realidad bicéfala donde sólo hay dos opciones de cerveza para un mundo de estilos y sabores diferentes.

“La Musa es algo que inspira a alguien a conocer otras cosas. Es lo que nos llevó a este nombre, además, y admito que fue una feliz coincidencia, Musa está en la etimología de la palabra música, que es algo que nos identifica mucho como equipo, la marca ha evolucionado más alrededor de ese concepto, los nombres de las cervezas.” – nos contó Nuno Melo, explicando que “desde el principio queríamos que las cervezas tuvieran una personalidad propia, si no, tendrías la Musa Ipa, la Musa Ale y perderíamos la diversidad que queríamos presentar. Entonces tienes cervezas con nombres como Red Zeppelin Ale y Mick Lager que son claras referencias al mundo de la música.”

Nuno Melo fue claro en lo que les trajo a Marvila: “no vale la pena inventar una historia inspiracional y glamurosa sobre lo que nos trajo aquí, podríamos haber ido a muchos otros sitios. Hay una razón para no estar más centrales -claramente el precio de las rentas-, pero no queríamos ir más lejos, queríamos estar cerca de las personas porque esa es la cultura de la cerveza y en Lisboa era éste el sitio que ofrecía esas condiciones.”

El encanto de los edificios, las rentas más bajas y ese lado más de vanguardia que ya se sentía en la zona con la instalación de productoras de vídeo, cine, diseño, entre otras, también indicaban la tendencia de que Marvila iba a ser un barrio en el que tenía sentido una empresa como La Musa.

Según Nuno Melo no se instalaron en Marvila porque A Dos Corvos ya estaba allí, y no era esa la motivación que perseguían, pero el hecho es que es una feliz coincidencia y que en este momento Marvila es casi un cluster de cerveza artesanal. “Incluso me gustaba que aparecieran más, esto podría pasar a ser un destino en el que la gente venía a probar cervezas diferentes y tener contacto con los productores.” Sublinha Nuno nos ha confesado que “ya hemos hablado de esto y ya promovemos el Lisbon Beer como tal.”

La fábrica de Musa también será Tap Room, con espacio para probar cervezas tanto de la casa como otras en un entorno productivo.

Lince

El proyecto Lince comenzó a ser un hobby casero de Antonio Carriço y Pedro Vieira, que comenzaron a hacer cerveza en casa con baldes de 5 litros. El brote creció y Lince se materializó a principios del verano del año pasado en un almacén de la antigua fábrica de fósforos de la Rua do Azúcar.

El proyecto es reciente y ha puesto en la calle una referencia: la cerveza Lince que es una Belgian Pale Ale, una cerveza de estilo belga que António Carriço describe como “fácil de beber, es una cerveza muy diferente de las cervezas industriales que conocemos. No es muy agresiva.“ Esto hace que esta cerveza sea una puerta al mundo de las cervezas para los laicos en la materia.El equipo pretende colocar tres nuevas referencias en el mercado este año, todas ellas bajo el nombre Lince, que se inspira en el Lince Ibérico, animal endógeno de la Península Ibérica y que está en vías de extinción. Es compromiso del equipo donar parte de los beneficios para el programa de protección de estos animales.

Shaking Portugal

Cuando pensaron en montar la fábrica buscaron por Lisboa hasta encontrar en Marvila las condiciones ideales para hacerlo. Una zona con almacenes, por lo demás muchos de ellos antiguos almacenes de vino cuyo ambiente parecía propicio a la producción de cerveza.

El espacio que ocupan forma parte de una antigua fábrica de fósforos que se ha convertido en una especie de condominio de empresas. Lince comparte espacio con una fábrica de Ginginha y con una empresa de alquiler de ropa para películas y televisión. “Marvila por sí misma es una zona muy interesante, todo este ambiente de almacenes y fábricas antiguas, este aire decadente, al mismo tiempo que hay cultura, galerías de arte, dos teatros, creo que crecerá en los próximos años.”- nos confió Antonio Carriço cuando visitamos el espacio de producción de la cerveza Lince, una pequeña unidad fabril inmaculada, con su espacio de producción y oficina en un entresuelo. “Para producir cerveza tenemos que estar en un ambiente industrial, no puede ser en medio de un barrio residencial, por eso para nosotros éste es el lugar ideal porque queríamos estar dentro de Lisboa.”

El espacio de Lince no tiene Tap Room ni espacio para hacerlo, sin embargo, está en los objetivos del equipo abrir un espacio dedicado a la cerveza artesanal, preferentemente en Marvila. En cuanto a la proximidad con otras cervezas, Antonio señala que, “la cultura de la cerveza es una cultura urbana, de jóvenes que gustan experimentar cosas. Entre cerveceros hay un ambiente de cooperación y ayuda que no se encuentra en otros sectores. Nos encontramos muchas veces combinados, intercambiamos información, de hecho, ya ha ocurrido por ejemplo que un cervecero ha desarrollado el producto de otro porque le faltaban ingredientes de la receta. Hay competencia, claro, pero hay mucha cooperación.”

Es natural por lo tanto para el equipo de Lince el surgimiento de esta idea de la Lisboa Beer District, que, según Antonio Carriço se materializará en un evento capaz de asegurar a Marvila como el punto de referencia para la cerveza artesanal en Lisboa. Hay ideas sobre la mesa y mucha voluntad para la concreción.