Manzanas

Texto_ Alfred Cortés

Hoy es mi último día en la empresa. Después de más de 40 años fabricando manzanas, llega mi jubilación.Aún recuerdo el primer día, por entonces sólo fabricábamos un modelo, la tipo Gala.

Al inicio como aprendiz, te daban los trabajos más sencillos. Era una empresa moderna para la época y estaba todo organizado a modo de una cadena de montaje muy precisa. Yo era uno de los últimos eslabones, era un “pone palitos”. Mi cometido era introducir el palito de la manzana en el orificio superior. Sin ser muy complicado, precisaba de mucha atención y era importante no dejaras ninguna manzana sin él. Después les tocaba el turno a los “pone hojas”. Debían de fijar dos hojas en el extremo del palito. Lo suyo era un mero toque estético, pero muy importante, como nos hacía recordar el capataz todos los días.

Después de unos años, me trasladaron a la zona de pintura. Era un departamento de mayor responsabilidad, más complejo, pero daba muchas satisfacciones. Ver todas las manzanas recién pintadas, brillantes, con ese color tan alegre te hacía sentir muy orgulloso de tu trabajo. Sabías que si no fuera por ti, no habría esas bonitas manzanas adornando los estantes del mercado. Tras consolidarse el primer modelo, se empezó a fabricar un nuevo tipo de manzana, la Golden.

Se aumentó la plantilla de forma considerable, también se tuvo que ampliar la fábrica. No podían entrar en contacto los dos modelos, sobre todo en la fase de pintura. El color era muy distinto y hubiera sido muy fácil contaminarse.

Enseguida fue un éxito de ventas, mucha gente inicialmente se volcó con la nueva referencia y prácticamente no se daba a vasto. Se ampliaron los turnos, se
construyó una nueva planta de secado y también el almacén duplicó su tamaño. Mientras otras industrias de la región sufrían periódicamente alguna crisis e incluso tener que cerrar, nuestra fábrica siempre fue a más.

Con los dos modelos ya en el mercado y siempre con la vocación de ser referente en el sector manzanero, la empresa dio un salto de calidad. Liderado por el departamento de I+D, totalmente novedoso en esos tiempos, se inició la producción de la manzana Red Delicious. Fue un prodigio de la técnica, un paso de gigante para la industria, una verdadera revolución. La textura, color, sabor, nunca antes se había fabricado una manzana así.

Ya los primeros prototipos nos dejaron totalmente boquiabiertos. Aún en fase experimental, se veía que iba a ser un producto que cambiaría la industria de las manzanas para siempre. El día de la presentación, todos estábamos muy nerviosos, algunas unidades habían fallado en los ensayos. Por suerte, todo salió a la perfección. Éramos la envidia del sector. Consiguió un sinfín de medallas en las ferias de alimentación y tuvo premios por la calidad, diseño, innovación…

Recuerdo que ese año tuvimos un plus en la paga como agradecimiento por el trabajo realizado. Ahora ya jubilado podré finalmente comerme una manzana, nunca quise llevarme trabajo a casa.

Historia de un café

Texto_Alfred Cortés

A mi amigo Giacomo, es de los que no le importa andar un poco más para buscar una cafetería donde den un buen café. Eso es lo que hizo hace unos días cuando se enteró que en uno de los locales que había descartado por tener un mal café, habían decidido cambiarlo y ahora tenía fama precisamente por ofrecer un buen producto italiano.

Al entrar, uno ya se daba cuenta del cambio. Desaparecieron aquellas horribles tazas enormes y planas donde prácticamente es imposible se mantenga una buena crema. En cambio ahora tenían una bonita vajilla de diseño y con una taza cónica. Los molinos estaban limpios, eran los mismos, pero alguien les diría que el café desprende aceites y que sería bueno limpiar la tolva de vez en cuando para no estropear el grano nuevo. Tampoco estaban a rebosar, el mejor estado de conservación del café es su propio paquete por lo que es mejor ir llenando el molino a medida que necesitamos café.

La cafetera también estaba reluciente, al igual que sucedía con los molinos. Era la misma, pero quizás les habían advertido que limpiar la carrocería de la cafetera con el misma bayeta que limpian los vaporizadores llenos de leche no es una buena opción.

También estos últimos estaban relucientes, desapareció esa bola de leche incrustada en el extremo de la lanza de vapor. El café salía despacio, como una cola de ratón y no a borbotones como hacia hasta bien poco.

Decididamente algo había cambiado. Los camareros eran los de siempre pero ahora parecían unos verdaderos profesionales. Se terminó el darle dos golpes al molino para hacer un café, la carga ahora parecía precisa y con una dosis correcta. Preparaban el café solo a la justa medida y no llenando la taza hasta arriba. Había desaparecido el trapo encima de la cafetera, el cual evitaba se pudiera airear como es preciso y los portas estaban siempre en su sitio para que de esta manera tuvieran la temperatura correcta.

También habían decidido poner bien visible la marca de café, ya que apostaban por un producto de calidad era bueno el cliente lo supiera. Habían modernizado las cartas y para alegría de Giacomo por fin habían escrito bien la palabra cappuccino y lo que es mejor, habían aprendido a hacerlo correctamente.

Maria, llevaba desayunando en ese establecimiento muchos años, es el que tiene más cerca del trabajo y con sus 10 minutos de pausa, no daba como para ir mucho más lejos. Se acercó a la barra y pidió su café de todos los días, un café con leche condensada, muy típico del Levante español donde le llaman ‘bombón’. Se trata de poner a partes iguales en una taza o vaso de cristal un café solo y leche condensada. Sobra decir que se trata de una café muy dulce. Como venía haciendo todos estos años, no solo le bastaba con esa cantidad de leche condensada para endulzar el café sino que también le añadía un sobre de azúcar, a veces dos.

café

Mi amigo Giacomo no pudo resistirse a preguntarle por qué hacía eso y si no le parecía suficientemente dulce ya el café con la leche condensada. Su respuesta es que encontraba el café muy amargo y fuerte y solo con esa cantidad de azúcar podía tomárselo. Mi amigo que entendió rápidamente lo que sucedía, le encomió a probar este nuevo café solo con la leche condensada sin añadirle el sobre de azúcar. Maria aceptó el reto… y vio que con la leche ya era más que suficiente.

Lo que le pasaba a María es algo que sucede no solo en esta zona sino en otros muchos lugares donde el café es de tan baja calidad que solo maquillándolo con mucho azúcar o leche es pasable. No es por otra cosa, que más del 70% de los cafés que se toman en España son con leche, sea cortado o café con leche.

Una taza de café seguro ha sido testigo de reuniones importantes y que habrán pasado a la historia, también de multitud de primeras citas, reencuentros con amigos, comidas familiares y quién sabe si también del inicio de una buena amistad entre Maria y Giacomo.

Solo por ello, valdría la pena pongamos todo nuestro empeño en cada taza que café que servimos en nuestro establecimiento.