La Ley Seca estuvo vigente en Estados Unidos desde el enero del 1920 hasta el 1933 año en el que el gobierno de los EEUU decidió aprobar la 21ª enmienda a la Constitución poniendo fin a esta. Fueron unos largos 14 años donde se prohibió la producción, distribución y venta de cualquier tipo de bebida alcohólica considerándolo ilegal. Existía un “Movimiento por la templanza” que luchaba contra el consumo de este intentando conseguir la moderación con la comida y la bebida. Apoyado por la iglesia y por varios activistas, quienes consideraban que el alcohol aumentaba la pobreza, la prostitución y la delincuencia, se llegaron a atacar varias tabernas destrozando cualquier material indigno que encontraran, perseguir contrabandistas y rastrear bares clandestinos. Únicamente se permitía comercializar el alcohol bajo una licencia sanitaria y solo 6 destilerías lograron etiquetar su whisky como remedio medicinal.
Se estimaba que el año 1925 había entre 30.000 y 100.000 bares ilegales sólo en la ciudad de Nueva York. La ley Seca intentó conseguir la reducción del consumo del alcohol, pero lo único que logró fue la creación de un mercado clandestino de alcohol que se dedicaba a fabricar, importar y vender las bebidas de forma ilegal, en definitiva, un mercado regentado por las mafias.
Aproximadamente unas 10.000 personas murieron a causa del envenenamiento fruto de la mala calidad del alcohol y de la posible actuación del Gobierno agregando veneno a las bebidas para asustar a los consumidores.
Sin embargo, surgió una consecuencia inesperada, la popularización de los cócteles. Debido, principalmente, a la prohibición de consumir este producto (así podían enmascarar lo que estaban consumiendo) y a la mala calidad del alcohol (el whisky era de garrafón y la ginebra se destilaba en una bañera) se comenzaron a mezclar los destilados con zumos, cítricos, azúcares y botánicos con el fin de elaborar algo nuevo y hacer desaparecer el mal sabor. A pesar de que la elaboración de cócteles no era algo nuevo (su existencia se remonta antes incluso del siglo XIX), fue durante los años de esta Ley cuando se produjo una inicio sin precedentes en cuanto a nuevas fórmulas. Poco a poco los bartenders comenzaron a rescatar antiguas recetas copiando ideas venidas de tierras lejanas (como París o Londres) o experimentando con nuevas creaciones.
Una vez se anuló la Ley Seca los cócteles permanecieron como una forma elegante y agradable de consumir cualquier trago, extendiéndose al poco tiempo alrededor del mundo.
Glenn Cots – Drinksmotion