Que el concepto vintage está de moda no es ninguna novedad, pero el alcance del vintage tiene limite insospechados. Una sorprendente tendencia baja desde Londres para hacernos rememorar su esplendor del siglo XIX.
¿Te imaginas las coctelerías de España haciendo eco de cócteles para 10, 20 o 30 personas a la vez? Sirviéndose con cucharones y todo esto sin perder la categoría de premium? Bueno, estamos más cerca de lo que nos imaginamos, la moda del Ponche está comenzando con fuerza en EE.UU e Inglaterra y ya empezamos a ver algunos movimientos en ese sentido en la península.
“Ponche” viene del inglés, “punch”. Y punch viene del hindi, “pãč”, o “cinco”, el número de sus ingredientes originales: arrak (aguardiente de vino de palma), azúcar, limón, agua y té. Cinco, el número de los viajeros y los aventureros. Como los marineros de la “Compañía Británica de las Indias Orientales”, responsables de la expansión y difusión de una bebida que con sus distintas variaciones, en frío o en caliente, llegó a cautivar a caballeros británicos, a toda una Primera Dama y a un presidente norteamericano; a familias germanas y a reyes daneses. Una bebida para disfrutar en compañía, cuya historia empieza, o eso creemos, en 1632 comenzando un nuevo ciclo expansivo en el 2011.
En el club Garrick, fundado en 1831, que actualmente aún sigue activo, con más de 1.300 miembros, se daban cita algunas de las grandes personalidades literarias de la época: Dickens, Thackeray o J.M. Barrie eran miembros del club. ¿La bebida favorita de Dickens cuando acudía al club? Por supuesto, ¡un ponche!
El “Summer Gin Punch” se elaboraba con 40 cl de la mejor ginebra “London Dry”, con 10 cl de licor de cerezas, 10 cl de agua de rosas, 2 pizcas de sirope, otras 2 de zumo de limón recién exprimido, 1 pizca de zumo de naranja recién exprimido, 6 fresas frescas, 4 trozos de piña cortada en pedacitos y 25 cl de soda. Todos los ingredientes mezclados con hielo, y a la ponchera.
El ponche, por supuesto, también llegó pronto a los Estados Unidos. Una de sus grandes defensoras, curiosamente, fue una mujer, cosa impensable en los clubs ingleses del XVII y el XVIII, a los que tenían la entrada estrictamente prohibida. Incluso una vez concluida la Guerra de la Independencia (1783) George Washington, el “padre de la Patria” estadounidense, continuó consumiendo espirituosos como el ron Jamaicano. Su esposa, Martha, no era ajena a estos productos, y su propio ponche de ron llegó a alcanzar cierta fama. En 1789, cuando Washington fue investido presidente, su esposa insistió en tener “a mano” dos barriles de ron de Barbados para poder brindar y celebrar la ocasión como correspondía: con un buen ponche.
La clave del Ponche del siglo XXI es continuar el concepto premium, es estar a la altura de los mejores cócteles individuales. Como siempre tenemos que cuidar la calidad hasta el más mínimo detalle, la suma de cada ingrediente repercutirá en el resultado final.
En Londres podemos probar estos elixires XXL en el Wax Jambu, en el Mahiki en Mayfair o en el Trailer Happiness en Notting Hill, entre otros, en donde nos encontraremos ponches con las más cuidadas bebidas, como un Dry Curaçaço, licores premium de vainilla, ginebras aromatizadas, rones exóticos, toques cítricos y frutales, toques de bitters y siropes entre miles de combinaciones logrando que la creatividad no tenga tamaños ni formas.
Si quieres darle a tu barra un toque diferente; si quieres viajar en el tiempo para llegar al origen de los sabores más puros; si quieres sentir una nueva/vieja forma de potenciar tu creatividad; sólo tienes que dejarte llevar por la impactante imagen de una ponchera sobre tu barra y sorprender a tus clientes con una forma más de disfrutar de la coctelería.
Diego Arnold (Drinksmotion)