Reflexiones de barra (I)

Barras del siglo pasado
Barras del siglo pasado

 

Por Juan Antonio García

Este comienzo de siglo está siendo el de la afirmación de la coctelería en España, hecho del que todos los barmans tenemos que felicitarnos y del que a veces nos olvidamos.

Uno de los secretos del éxito ha sido la diversidad de filosofías de trabajo que han aparecido. Es verdad también, que tenemos que apoyar los argumentos con éxitos profesionales, punto que creo que últimamente, como gremio, estamos descuidando peligrosamente.

En los últimos años, después de la fiebre de la cocina española, hemos visto ejemplos en algunos grandes «Chefs» que han tenido que cerrar, y todos conocemos casos de barmans en la misma situación. Quizás, como profesión, estamos perdiendo lo más importante: que funcione. No me refiero únicamente al tema económico y empresarial, que también, sino a la calidad del servicio que se ofrece. Si precio-producto-establecimiento mantienen un equilibrio, a veces no podemos hacer lo que nos apetece creativamente, sino ajustarnos a nuestro presupuesto, margen y umbral de rentabilidad. A partir de ahí que cada uno decida.

Debemos tener en cuenta que en este país existe la cultura de abrir un bar “porque sí”, por esa extraña lógica que dice que inaugurar uno implica un buen negocio. Esto podía ser afirmativo hasta ahora. Nosotros no existimos sin nuestros clientes y los barmans buenos son buenos porque tienen una buena clientela. Eso significa que tenemos que intentar que nuestros consumidores sepan distinguir entre buenos y malos bares y que, sin duda, sepan escoger.

Poco a poco el cliente está informándose más y mejor sobre sus gustos, tanto en la realización de las bebidas que degustan, como en el trabajo a la hora de ejecutarlas y servirlas. Podría afirmar, y algunos se echarán las manos a la cabeza, que lo más sencillo a la hora de disponernos a entrar en nuestro escenario, la barra, es el tipo de bebidas que vamos a servir. Lo difícil, lo que realmente debe quitarnos el sueño, es el cómo; y el cómo, si sirven de algo estas líneas, no es copiar el uniforme de alguien que admiramos, sino el de adaptar a nosotros el estilo de los barmans que van a guiar nuestro oficio. Evidentemente, todos tenemos ejemplos de profesionalidad que admiramos y respetamos, pero no debemos caer en el error de llevar esas ideas al extremo. Repito, el éxito de nuestro trabajo radica en la viabilidad del proyecto, y para ello, debemos adaptar nuestras ideas a las necesidades de nuestros clientes.

Debemos intentar que el reciente auge de la «moda Barman» no nos nuble la vista. Sé que es tentador, que estamos pasando de ser meros sirvientes de bebidas a «creadores de tendencia» y lo merecemos. No vayamos a desaprovecharlo.

 

 

LA INTEMPORALIDAD DE LOS BITTER

Bitter
Bitter

Navegando por la red nos hemos topado con un artículo del 2 de junio de 1980 de la revista Cocktail, del Nederlandse Bartenders Club (Club de Bartenders Holandés) donde se explicaba la historia y origen de los bitters. Muchos consumen o utilizan estos productos para la elaboración de sus cócteles, pero pocos conocen su verdadero origen. Por ello, a continuación os dejamos el escrito que realizó Ron Busman para la revista. Siempre es bueno tener alguna historia más para contar.

Originalmente la palabra bitter se utilizaba para denominar todo tipo de extractos de hierbas o frutas. Se maceraban estas en el alcohol y como consecuencia de estas mezclas se consiguió dar un toque diferente, más “dinámico”, a las bebidas que se consumían por entonces. Gracias a sus propiedades médicas estos productos se conocían entonces como elixires.

Según el país los bitters más famosos variaron. En Inglaterra el más conocido fue el Law’s Peach Bitters mientras que Abbot’s Aged Bitters en Peychauds fueron los más conocidos en EUA. De Peychaud’s dicen que era el elixir más antiguo, por no decir el primer bitter, que tuvo reconocimiento internacional. El nombre de este proviene de Antoine Amedie Peychaud quien huyó a Nueva Orleans después de las rebeliones de los esclavos en la isla de Santo Domingo. En 1973 empezó a trabajar la composición de su propio elixir, que dio el nombre de Peychaud’s Aromatic Cocktail Bitters. En Alemania, sin embargo, es más conocico el Underberg, que se creó en Rheinberg. Hoy en día se continúa comercializando en pequeñas botellas envueltas en papel. Su sabor es amargo y un poco picante y dicen que es bueno contra las resacas al igual que se considera un importante digestivo. Otros conocidos bitters alemanes son Mampe Bitter y Boonekamp. El Boonekamp, como lo tienen actualmente en el mercado alemán es una versión bebible de una medicina para el estómago holandesa que tradicionalmente se bebía mezclado con ginebra.

En Holanda el Boonekamp ya no existe. En su lugar encontramos un bitter que se ha mantenido a lo largo de los años conocido como Catz Elixer, como podemos leer en la botella, “El bitter estomacal más puro y sano el mundo”. La casa Catz, actualmente única en Holanda, produce todavía Pommeranz rojo y verde y una versión de Angostura. Además, como el color nacional es naranja se crearon bitters de este tono con una variante en Inglaterra llamada Gordon’s.

Sin embargo, es el bitter de Angostura el que es reconocido internacionalmente:

Dr. Siegert

El creador de la Angostura es Johan Gottlieb Benjamin Siegert. Nació en 1796 en Crosswalditz, donde fue médico militar activo en la lucha contra Napoleón Bonaparte. Tras la batalla de Waterloo y con anhelo de más aventuras Siegert se fue con el ejército del conocido Simon Bolivar a Venezuela.

Le hicieron director de un lazareto en la ciudad de Angostura. Allí descubrió que la falta de apetito como consecuencia de diversas enfermedades tropicales era el enemigo más grande para los hombres de Bolívar. En 1824, tras muchos años de experimentar llegó a la composición de un elixir que el describió como una tónica con propiedades digestivas y efecto calmante. Llamó a esta tónica Amaro Aromático. Rápidamente el producto se dio a conocer, así que ya en 1830 comenzaron a exportarlo, primero a Trinidad y más tarde incluso a Inglaterra. El nombre Amaro Aromático en sí mismo no duró mucho tiempo. Popularmente la mezcla cogió más conocimiento debajo de su nombre actual Angostura Bitter, así nombrada a la ciudad donde se produjo este por primera vez.

En 1875 desplazaron la empresa a Trinidad, donde la ciudad Port of Spain ha quedado como la sede de la producción de Angostura. La importación de la Angostura de Dr. Siegert’s data del 1884 y desde hace más que 100 años está en manos de Distilleerdeerij Jeneverstokerij Nolet B.V. en Schiedam.

 

Heineken España promueve el consumo responsable en el Jazzaldia

Heineken y consumo responsable en el festival Jazzaldia
Heineken y consumo responsable en el festival Jazzaldia

Para los afortunados que asisten al Jazzaldia este fin de semana os anunciamos que Heineken en España realiza una  promoción responsable para una conducción segura en el marco del 49 Heineken Jazzaldia de San Sebastián, que durará hasta el  domingo en la capital guipuzcoana.

Heineken presentará una app simuladora de conducción para disuadir del consumo de alcohol al volante, «mostrando la cerveza sin como una alternativa de disfrute segura cuando hay que coger el coche». Los asistentes al Festival podrán acercarse al stand habilitado en el paseo de la Playa de Zurriola para proba resta aplicación y llevarse un recuerdo del Heineken Jazzaldia.

Además, la compañía  unirá cultura, música y gastronomía en Heineken Jazzaldia Gastro, una iniciativa en la que participarán 54 bares, en los que se podrá adquirir por tres euros un pintxo especial, creado para la ocasión por cada establecimiento, junto a una botella «Your Heineken» edición especial Jazzaldia.

Entrevista a una barmaid: Natalia García

La bartender Natalia García
La bartender Natalia García

ENTREVISTA A NATALIA GARCÍA

Aunque la palabra “barman” designe  por definición al hombre que está detrás de la barra, no excluye por ello a las mujeres que también dominan el arte de la coctelería (barmaids) y que, afortunadamente han ido adquiriendo mayor visibilidad con el paso del tiempo. Natalia García es prueba de ello. Topógrafa de profesión y bartender por vocación, tiene 13 años de experiencia en hostelería y, aunque hoy la podemos encontrar tras la barra de Boca Chica en Barcelona, ha trabajado en algunas de las barras de última vanguardia del país como Gastrocotelería Juanillo, Museo Chicote o Cañadío Madrid. Lleva tres años al servicio de la mixología y ya ha sido galardonada con el premio del Challenge Bar Chef 2014 en la final nacional de World Class España, además de haber participado en las World Class regionales de Madrid y Cataluña.

¿Cómo llegaste a ser bartender?

Me mudé a Madrid para la apertura del  nuevo local de los eran mis jefes en ese momento. Mi intención era encontrar trabajo como topógrafa, pero cuando descubrí la coctelería tuve que elegir entre las dos ramas porque sabía que me gustaba demasiado y no tendría tiempo para todo. Creo que no me he equivocado, es una profesión que me apasiona y en la que estás en constante aprendizaje, y eso me encanta.

 

¿Qué fue lo que te enganchó definitivamente a esta profesión? Te viene a la cabeza algún detalle, algún momento?

 Sí. Cuando llegué a Madrid, antes de trabajar, iba cada día a O’clock a tomar un café y Carlos Moreno me hablaba del bar, los rones, el material, la atención al cliente… Ahí me di cuenta de que había algo más detrás de la hostelería.

 

¿Y recuerdas tu primer cóctel?

Sí, fue en la barra de Cañadío sin tener NI IDEA. Le preparé un dry Martini a un señor y… ¡se fue contento! (O eso dijo). Pero lo que nunca se me olvidará será mi primer cóctel en Chicote. Miguel me preguntó “¿Cómo preparas tú el mojito?”. Después de hacerlo, me enseñó cómo lo reparaba él y hoy en día, sigo haciéndolo igual.

 

¿Qué es con lo que más disfrutas de ser bartender?

Lo primero, poder dar en el clavo con un cliente y verle la cara de satisfacción. Esa sensación es única. Eso y poder compartir con los compañeros. El “rollo” familiar que tenemos y que cuando nos juntamos todos, de cualquier punto de España, es genial.  Son las dos cosas que más me llenan de este oficio.

 

¿Cómo ves el mercado actualmente?

Desde mi punto de vista, el consumo de coctelería va creciendo poco a poco. Hay muchas personas que prefieren mantenerse en el combinado pero es cierto que muchas otras están abiertas a las recomendaciones del bartender y a dejarse sorprender. Eso creo que a nosotros también nos anima a seguir investigando y creando, por lo que el círculo cada vez es más amplio.

 

Como profesional que lleva años trabajando en esto, ¿qué tendencias puedes prever? ¿Cuál será el boom de 2014?

Por lo que veo últimamente, el mezcal o el sake, a pesar de que sientan diferentes, pueden ser dos buenas apuestas. El mezcal porque rescata lo tradicional y a los Bartenders nos encanta y lo tratamos con un cariño especial.  El sake, por el punto más «healthy«. Ya que la graduación de este destilado es mucho menor que la de otros. El año pasado ya vimos la aceptación que tenía en algunos lugares y este año parece que esta tendencia sigue en alza.

 

¿Qué dos cócteles de tu local nos puedes recomendar?

Empezando por algo sencillo, nuestro mojito de la casa, con Zacapa 23. ¡Dicen que es uno de los mejores! Y es que el cliente agradece que cuides todos los detalles y el mojito no iba a ser menos.

Pasando a algo más complejo, tenemos una versión del clásico Champs-Élysées con Hennessy XO y una edición limitada de Chartreuse verde que le robamos a Sergio de la maleta de su último viaje a Francia. Un cóctel para paladares exigentes.

¿Podrías hablarnos de algún producto propio?

Una de las recetas a las que más cariño le tengo es una crema de chocolate con base de tequila que hice al poco de llegar a Boca para un cóctel que teníamos en nuestra carta. La intención era que fuera lo más sencillo y rápido posible de elaborar y tenía que crear un producto que por sí sólo, o con un pequeño matiz, contara lo que ya decía el cóctel: El Chocolat Hills de Sergio, ¡una verdadera obra de arte! Terminé por elaborar una crema a base de tequila reposado, cacao, jengibre y un toque de naranja. Todo un vicio para los chocolateros y al cóctel le iba que ni pintado.

 

¿Quién ha sido tu mayor referencia en este mundillo?

Por supuesto, creo que nunca te puedes centrar en uno solo, porque ahí está lo bueno, en saber rescatar lo mejor de todos y por eso tengo varias figuras en las que me fijo siempre y la grandísima suerte de trabajar con una de ellas.  Por eso, si tuviera que decantarme sólo por uno, diría Sergio Padilla. Supongo que cuenta mucho el conocer a la persona, pero después de pasar tantas horas codo con codo con él, te das cuenta de que una persona puede saber y aprender lo que quiera y que los límites te los impones sólo tú. Con esfuerzo y dedicación puedes llegar a ser alguien como él, que SIEMPRE piensa en su equipo, que es profesional al máximo, velando por la atención al cliente en todo momento, que tiene en su cabeza hasta el cóctel más rebuscado o la técnica más rara (y si no la tiene, la crea) y siempre se preocupa de que tanto su equipo de sala como de barra estén en constante aprendizaje.

Si puedo poner a dos, sería Miguel Pérez. Fue quien confió siempre en mí desde el principio y hoy en día es uno de mis mejores amigos;  con él trabajé en Chicote y aprendí muchas de las “manías” que hoy tengo y, sobre todo, una cos: que el detalle marca la diferencia.

 

Como en muchos otros casos, el bartending es un oficio bastante asociado al colectivo masculino, como mujer bartender, ¿has notado alguna vez mayor dificultad para ser valorada en el mundo de la coctelería?

En general considero que he tenido bastante suerte en cuanto a «la familia» se refiere porque desde el minuto cero me han enseñado y me han tratado como a una más. Es cierto que algún cliente, alguna vez, me lo ha puesto difícil, pero el truco es sonreír y seguir trabajando aunque siempre aprendiendo de las críticas. Hay que trabajárselo como en todo en esta vida, pero si te esfuerzas, da igual el sexo. Hace una semana, en el Gin Show de Barcelona di una charla sobre este tema y pedí opiniones a algunas barmaids españolas. Todas las frases eran geniales, pero la de Ruth Rueda, del Charly’s Bar de Madrid, me llegó al alma: «nuestro oficio se basa en vender felicidad y la felicidad no entiende de sexos».

¿Algún consejo para un bartender?

Estudio diario, esfuerzo y capacidad de sacrificio son tres palabras claves si quieres llegar a algún lado. Hoy en día nadie da duros a peseta, que se suele decir y, si de verdad quieres algo, tienes que luchar por ello, así que ánimo y ¡cheers!

 

Spirits: Del Mito a la Ciencia

Del mito a la ciencia
Del mito a la ciencia

Un artículo de José Peñascal

El alcohol era, hace miles de años, una ciencia inexplicable; relacionada habitualmente con la magia, los dioses o la alquimia más pura. A lo largo de diferentes civilizaciones que han existido podemos apreciar como ese elemento, fruto primitivo de la levadura, ha ido evolucionando hasta tomar diferentes sabores, aromas y procesos para su elaboración.

Si bien, en la actualidad conocemos que de una fermentación, gracias a la acción de la levadura, podemos obtener etanol (y CO2). En la antigüedad no se tenía tal conocimiento y, debido al carácter misterioso del producto, era relacionado como todo lo que no se podía explicar por el ser humano, es decir, lo divino.

Las primeras referencias en torno a la aparición de alcoholes la tenemos en China alrededor del 7000 a.C. La evidencia son unas vasijas en las que se han encontrado muestras de algún tipo de bebida alcohólica (fermentación básica) en la India entre los años 3000-2000 a.C. ya que, durante esa época, existía una bebida llamada Sura, fermentada de arroz.

En Occidente y Oriente Medio el desarrollo de las bebidas fermentadas iba ligado íntimamente a los dioses, el culto y la celebración. Así, en torno al 4000 a.C. los Sumerios adoraban a Ninkasi, diosa de la cerveza primitiva llamada “Ululu”. Por esa fecha los Egipcios tenían una especie de cerveza que endulzaban (ayudando a la fermentación) con dátiles y cuyo origen atribuían al dios Osiris; incluso en la cultura babilónica existían referencias al consumo de cerveza.

En 2000 a.C. la referencia y profesionalización de técnicas de fermentación hicieron posible la fama del vino griego cuya deidad vinculada era Dionisio, y se cree que ese mismo dios tuvo su adaptación romana con Baco, ambos representados con racimos de uvas como pelo, con forma de sátiro o con síntomas de embriaguez montando un asno.

Pero un punto y aparte en este mundo es el Siglo I d.C gracias a los romanos y su Ámbix (palabra que será la semilla del origen etimológico árabe de “Al-Ambik”). El Ámbix no era más que el primer método de destilación tapado, básicamente consistía en una tapa (Ámbix) que al condensar el alcohol evaporado de una olla, se sacudía sobre un recipiente consiguiendo así una forma básica de alcohol concentrado.

Años más tarde, en el Egipto Tardorromano (entre los años 284-476 d.C) los árabes, que por aquel entonces veneraban la poesía, el vino y la guerra; aprenden la técnica romana (ya expandida) de destilar y la perfeccionan creando el Alambique, más parecido a lo que vemos a día de hoy en una destilería, aunque ese nombre no le llegará hasta 800 años más tarde. Es la cultura pre-islámica árabe la que, en el futuro, dará nombre a ese producto; Al-khul, siendo el determinante “Al” (“El”) y la palabra “khul” que hacía referencia a un polvo de antimonio que las mujeres usaban para pintarse los ojos en prevención de diversas enfermedades. Básicamente la relación es que el polvo de antimonio era indivisible y el “humo” del alambique también, llegando a nombrarse así y otorgándole un aspecto místico a este “humo” (alcohol en estado gaseoso) al compararlo con un “espíritu” que si te poseía hacía que no fueses consciente de tus actos. Obviamente te poseía si lo bebías, de ahí el actual nombre “espirituosos”.

Precisamente esta cultura del mundo árabe cambiará con la aparición del profeta Mahoma y el Islam, prohibiendo el Jamr (vino) sucesivamente a lo largo de los años hasta prácticamente su extinción. Pero ese testigo de destilación, debido principalmente a la invasión árabe, llegará a la península ibérica y de ahí al resto de Europa, mejorando así los métodos ya conocidos para la creación de alcoholes.

En el año 1280 d.C el médico Arnau de Villanova, “descubre” el alcohol y lo tipifica, incluso lo nombra debido a su etimología y haciendo honor a quienes lo perfeccionaron, los árabes. De esta forma surgen palabras como Alcohol, Alambique, Aquitara, etc…

Años más tarde, ya avanzadas diversas bebidas por todo el mundo, en 1789 d.C, el químico francés Lavoisier halla la fórmula del Etanol y la explicación científica de la fermentación alcohólica.

En torno al 1900 d.C el químico ruso Mendeléyev (autor de la tabla periódica) estipulará que las bebidas de graduación superior deben tener 40º para que mantengan nuestro cuerpo caliente y al mismo tiempo permitan ser saboreadas (ya que una mayor graduación nos mantendría más caliente provocando una reacción exotérmica en nuestro cuerpo, aunque apreciaríamos menos su sabor, y viceversa).

A lo largo del mundo conocido diversas culturas han experimentado de diferentes maneras la creación de alcoholes, conscientes o no del proceso de fermentación se han creado bebidas que han marcado culturas, guerras, civilizaciones y creencias. Desde el Aqua Vitae gaélico, el Ululo sumerio o el Jamr árabe y pasando por culturas precolombinas como el Pulque azteca (base del actual mezcal).

Gracias a esta evolución histórica de casi 10000 años podemos decir que el alcohol, siempre ha sido y será, aquella sustancia alquímica que tiene algo de misticismo y ciencia.

 

La primera guía de coctelerías en España

World Class
World Class

Sale en España la primera Guía de coctelerías elaborada por el crítico gastronómico Jonatan Armengol con el nombre de World Class Experience Guide.

La guía selecciona las mejores experiencias en coctelería  contemplando factores como la carta, el diseño, la música, la iluminación, etc.

Ha sido publicada exclusivamente online (www.worldclassexperience.es ) y está al alcance de todo aquel que no quiera arriesgarse a la hora de elegir lugar para tomar el cóctel. Dada la experiencia de su autor, Worldclass Guide Experience es una apuesta segura por la calidad, el buen trato y el buen hacer dentro del mundo de los combinados.

Os dejamos con un artículo de su creador desde World Class Experience Guide

«La coctelería está de moda”.

«No hago más que escuchar este comentario por acá y por allá todos los días. Si atendemos al boom del Gin-tonic que azota nuestro país y al número de concursos que casi todos los días se realizan, seguramente toca rendirse a la evidencia. Sí señores, la coctelería está de moda.

Cuesta mucho para alguien que como yo lleva muchos años consumiendo y elaborando cocktails, pensar que algo que casi se refleja en mi ADN es ahora una moda, pero resulta que la coctelería es mucho más y ha venido esta vez (esperemos que sí) para quedarse.

Supongo que tras leer esto muchos pueden pensar que el hecho de publicar en estos momentos una guía de cocteleríaes fruto del oportunismo, del subirse al carro ganador y apuntarse un tanto. Pues siento decepcionarles, pero no es el caso, por lo menos de esta guía.

Tomar un cocktail es mucho más que elegir un destilado Premium y una compañía. Un buen cocktail es una obra de arte que al igual que los platos de los grandes cocineros de nuestro país y del resto del mundo se crea en un instante y se consume en otro para con suerte dejar una pequeña huella en nuestro recuerdo.

Disfrutar de un cocktail tiene que ser mucho más que tomar una combinación acertada de ingredientes. Un buen cocktail, que nadie les engañe, es una experiencia multisensorial en la que se implican todos nuestros sentidos y muchos de nuestros recuerdos y emociones.

Para que esto suceda hay que comenzar por elegir con cuidado el local donde se va a degustar, la hora, la compañía, etc. Aunque inicialmente no nos lo parezca, en la experiencia de tomar un cocktail influyen la música que escuchamos, la iluminación del local, la comodidad y la ubicación del asiento que hemos elegido, la indumentaria del barman y la conversación e información que éste nos sepa dar, del espectáculo que seamos capaces de ver si estamos en plena hora punta en una coctelería y de si somos capaces de ver cómo un bartender puede presentar 6 cocktails distintos en 7 minutos o por el contrario de dedicarle 7 minutos a un solo cocktail.

Como les decía, en nuestro país y en el resto del mundo hay un sinfín de concursos de coctelería de los cuales yo ya he sido jurado de algunos y espero serlo de muchos más; pero si uno me ha llamado la atención por el momento sobre todos los demás, ha sido WORLD CLASS COMPETITION. En este concurso no basta con elegir los ingredientes y mezclarlos con maestría; aquí se mide todo al milímetro, la indumentaria del bartenders, su puesta en escena, la historia que es capaz de contarnos mientras nos prepara el cocktail, sus conocimientos sobre los destilados e ingredientes que utiliza, la elección de la vajilla, los movimientos al prepararlo…, es decir, se evalúa de forma integral la experiencia del momento de tomar un cocktail.

Les invito a revisar la guía y sumergirse en las historias personales de los bartenders que la protagonizan, en las fuentes de inspiración que han tenido para elaborar sus cocktails. En ella encontrarán de todo, desde recetas que en muchos casos podrán imitar en sus casas, hasta algunas de aquellas que deberían tener el cartel de “no intente repetir esto en casa solo sin la ayuda de un profesional”. Pero si algo me ha emocionado es ver la pasión, la ilusión, las horas, el cariño que cada uno de los protagonistas de este concurso WORLD CLASS COMPETITION ha puesto en su candidatura, el ver como algunos ya querían ser bartenders desde niños y otros han descubierto su afición después de estudiar carreras de lo más diverso, cómo algunos empezaron en esto por ganarse unos euros mientras estudiaban o como profesión para poder ganarse la vida y cómo otros estudiaron a fondo la coctelería desde el primer día. No lo duden, detrás de cada local, de cada bartender, de cada cocktail hay una historia, una experiencia y mucha, mucha, mucha ilusión, estudio, esfuerzo y emoción. Metan estos ingredientes, agítenlos en la coctelera de la vida y cada vez que se acerquen a uno de los locales que les recomiendo en esta guía obtendrán una experiencia que almacenar en un rincón de su recuerdo.»

Jonatan Armengol es periodista especializado en gastronomía, vinos y tecnología.

Refrescante, femenino y estiloso

¿Puede un cóctel tener género? ¿Cómo se evoca la feminidad? Quizá sean preguntas absurdas o quizá sí sea cierto que la magia de la esencia femenina se puede  captar en una buena copa. Y disfrutar su textura y sus sabores puedan evocar el recuerdo de una gran mujer.

Así parece haber concebido  sus nuevas creaciones Giacomo Gianotti, ganador de la final de la Word Class nacional 2014.  Inspirado en Coco Channel, el galardonado bartender ha creado en exclusiva tres cócteles para verano: Ineludible, Summer Collins yBello Morello. Todos tienen sabores refrescantes y lucen colores cálidos  e intensos.

Si tenéis curiosidad por conocer el sabor estos cócteles, aquí os dejamos la receta por cortesía de  Acción y Comunicación:

INELUDIBLE 

Ineludible
Ineludible

 

Un cóctel estilo ‘sour’ (ya que incluye en su preparación jugo de limón) inspirado en la diseñadora Coco Chanel, por su espíritu femenino pero fuerte al mismo tiempo. Y también porque incluye alguna notas similares a su perfume más célebre (Chanel Nº5).

 

50 ml licor Grand Marnier

15 ml de zumo de limón

10 ml de jarabe de jazmín

30 ml de puré de mora

10 ml de antiga formula

2 gotas de amargo de chocolate

15 ml de clara de huevo

Garnish: un twist de naranja y chocolate rallado

 

 

SUMMER COLLINS 

Summer Collins
Summer Collins

Este cóctel refrescante y afrutado se sirve en vaso largo que enfriaremos previamente.

 

Hielo pilé

50 ml tequila Don Julio Blanco

Un Trozo de naranja, otro de lima y otro de limón

10 ml de jarabe de vainilla

15 ml de puré de mora

15 ml de puré de frabuesa

30 ml de zumo de naranja

15 ml de zumo de manzana

top de soda.

Garnish: menta, mora, frambuesa y azúcar glass

 

 

BELLO MORELLO SLING 

Bello morello
Bello morello

Un cóctel súper femenino y estiloso, que serviremos preferentemente en vaso Sling frío (en su defecto en vaso largo).

 

35 ml whiskey Bulleit Bourbon

30 ml puré de cereza

15 ml de zumo de limón

5 ml de azúcar de vanilla

5 ml de jarabe de rosa

10 cherry liquor

10 ml de benedectine

top soda water y ginger ale, angostura

Garnish: pétalo de rosa, cereza y lavanda seca.

 

 

 

Devil Smile

Devil Smile by Víctor Méndez Rodriguez
Devil Smile by Víctor Méndez Rodriguez

RECETA

1 terrón de azúcar moreno

1 dátil

1 guinda de cereza en almíbar

crusta o rimelado de un mix en la copa de brandy de mostaza y miel borde copa

1 benjamín de champagne

1,5cl de brandy

2  dash de aceite de oliva con pimentón picante

3 dash de sirope de fresa

 

TIPO DE COPA: copa de champagne baja y ancha

 

PREPARACIÓN

Sobre la copa poner un terrón de azúcar moreno, preparar un pincho de dátil y guinda o cereza en almíbar, preparar el borde de la copa con el mix de miel y mostaza para la decoración. Añadir el brandy y el champagne frio casi a un dedo de la copa, en el centro verter 2 gotas del mix de aceite con pimentón picante y las gotas de sirope de fresa.

El pasado de la cerveza (II).

 

El pasado de la cerveza (II)
El pasado de la cerveza (II)

Hemos visto en el anterior número que la cerveza lleva con nosotros miles de años y que ha tenido una gran importancia. Cada día surgen nuevos hallazgos que lo corroboran. Sin  ir más lejos, el pasado enero, se descubrió en Luxor (Egipto) la tumba de Jusum-Im-Heb, maestro cervecero que vivió hace unos 3.000 años en el Antiguo Egipto. Gracias a ella y debido a su estructura, propia de enterramientos de gentes de clases privilegiadas, se demuestra la importancia en esa época de esta bebida de cereales fermentados.

Pero ya hablamos de Mesopotamia, Egipto, Grecia o Roma. Sigamos pues con la importancia de la cerveza en tiempos posteriores.

Los habitantes de Europa comenzaron a elaborar nuestro líquido protagonista con grano de cereal aproximadamente sobre el 1000 a.C., según las antiguas epopeyas y viejos mitos. Así que antes, durante y tras el Imperio Romano, los diferentes pueblos europeos ya disfrutaban de aquél. Alemanes, Suevos,  Bávaros o Sajones, por ejemplo, en Centro-Europa, Galos, Celtas e Íberos en el sur , o las tribus nórdicas (Daneses, Noruegos o Suecos), dominaban el arte de fabricar cerveza, con mayor o menor calidad. Se dice que Galos y centroeuropeos  eran unos auténticos maestros.

En el norte de Europa esta bebida era conocida como “Öl”, que es la raíz de la palabra actual “Ale”, que se usa para referirse a un tipo de cerveza de alta fermentación. Posiblemente los Sajones la introdujeron en Gran Bretaña y ahí surgió la actual “Ale”.

Para las clases altas de Roma esas bebidas bárbaras eran indignas, por tanto, ellos seguían consumiendo su adorado vino. Pero hay constancia de que a pesar de ello, los romanos que ocuparon zonas de la actual Alemania, construyeron instalaciones para elaborar cerveza, como demuestran los restos encontrados en 1983 cerca de la ciudad bávara de Regensburg a orillas del Danubio. Estos restos, muy bien conservados, pertenecen al siglo II o III d. C., y son parte de un asentamiento fortificado en el que al parecer había diferentes tipos de artesanos.

Pero en aquellos años no le fue fácil a la cerveza continuar con la buena fama que había tenido tiempo atrás. Ya hemos visto que los romanos más influyentes no la aceptaban demasiado y los griegos tampoco fueron grandes bebedores del néctar de grano, aunque le tenían algo más de aprecio. Y esta mala reputación la acompañó en los textos de algunos eruditos (no así en las costumbres del pueblo llano y en los textos de otros sabios) hasta la Edad Media. Comentar por ejemplo las palabras que por el año 1.256 de nuestra era decía sobre la cerveza Aldobrandino de Siena (médico de la corte de Beatriz de Provenza, experto en higiene y dietética) : “…A pesar de lo que esté hecha, ya sea de avena, cebada o trigo, daña la cabeza y el estómago, causa mal aliento y destruye los dientes, llena el estómago de malos gases, y como consecuencia de todo ello, todo aquel que lo beba junto con el vino se emborrachará rápidamente; pero tiene la propiedad de facilitar la orina y hace que la piel esté blanca y suave…”.

 

Volviendo un poco atrás cabe decir que no fue hasta Carlomagno (siglo VIII) que se oficializó de manera generalizada la forma en la que se había de elaborar cerveza. Este Emperador organizó su territorio en unas especie de Ciudades-Estado que tenían de todo, incluyendo cerveceras, pues era un gran aficionado a la cerveza. Promulgó además algo así como unas ordenanzas económicas, llamadas “Capitulare Caroli Magni de Villis”, que servían para que esas ciudades desarrollaran ordenadamente sus actividades; regulaba incluso aspectos relacionados con la elaboración de la cerveza por parte de los maestros cerveceros y la venta de ésta por parte de los comerciantes.

Hasta el siglo IX, nuestra malteada bebida se elaboraba sin la adicción del  lúpulo (“Humulus lupulus”). En los siglos previos se preparaba con una mezcla de hierbas (en cada zona tenían las suyas propias: mirto, melisa, borrajas, saúco, etc.) llamada “Gruit”. Se conseguía más o menos el mismo efecto que posteriormente con el lúpulo: aromatizar, equilibrar el dulzor de la malta y estabilizar la bebida en general.

La popularidad del “Gruit” hizo que incluso se regulara de manera específica lo referente a él en algunos escritos centro-europeos previos a la Ley de Pureza de la Cerveza de 1516: los Grutechte (también conocidos internacionalmente como Gruit Rights); eran una especie de decretos que conferían privilegios para hacer y vender “Gruit” para elaborar cerveza. Fuera de la ciudades, de estos decretos que otorgaban privilegios sobre los procesos de la cerveza y el “Gruit”, se beneficiaban los nobles en sus territorios, las iglesias y los monasterios.

 

Estos monasterios tuvieron gran importancia en el desarrollo de la cerveza en la Edad Media. La expansión del cristianismo por toda Europa había hecho proliferar monasterios por todos los territorios de norte a sur y extendió el consumo de cerveza en todos ellos. Ya en albergues y hospitales regentados por religiosos o cristianos devotos se ofrecía cerveza a los enfermos o a los peregrinos, pues se la consideraba un complemento alimenticio importante y un remedio para curar lombrices intestinales e inflamaciones.

Y en esos monasterios cristianos nacerá la mejor cerveza, pues los monjes tenían el tiempo necesario para dedicarse por completo a la fabricación de la dicha bebida. Y es dentro de los muros de una Abadía donde se dejó constancia por primera vez del uso del lúpulo como ingrediente de la cerveza. Fue hacia el año 1153 (1150 según otros autores) cuando la Abadesa de Eibingen –Alemania – , Hildegarde von Bingen (luego conocida como Santa Hildegarda, y reconocida como filósofa, visionaria y profetisa, muy apreciada por toda la Comunidad Cristina) escribió en su obra “Physica Sacra” acerca de poner lúpulo a la cerveza: “…seine Bitterkeit verhindert die Fäulnis…” (… su amargor retarda su putrefacción…). Hablaba de las bondades del lúpulo y su acción beneficiosa par la salud. Y tenía que tener algo de razón, porque bebió cerveza hasta sus últimos días y vivió 81 años, algo muy poco frecuente en la época (¿milagro cervecero?).

Pero el lúpulo no es que fuera algo nuevo, porque hay constancia escrita de que ya entre el s. VIII y IX se cultivaba en amplias regiones de la actual Alemania. De hecho, antes de usarse para la cerveza, se usaba como remedio medicinal, pues algunos de sus compuestos  se decía que actuaban como bactericida; incluso se usaba para los nervios o como laxante.

La extensión del “Humulus Lupulus” fue rápida, ya que su cultivo era más barato que el de las hierbas para el “Gruit”. Mucha gente lo cultivaba incluso en sus jardines.

Pronto pues, el lúpulo pasa a formar parte de la incipiente industria cervecera. Ya incluso entre los siglos XII y XIII se exporta desde el norte de Alemania la cerveza hecha con lúpulo a Flandes (Bélgica) y Holanda. Un ejemplo son la cerveceras de Hansa.

Además de estas zonas, también este tipo de cerveza con lúpulo comienza a ser consumida en la región de Brabante (Ducado entre Países Bajos y Bélgica) y en el siglo XV llega incluso a Inglaterra.

Vemos pues que la industria de la cerveza durante la Edad Media tiene un auge en dos ámbitos diferenciados: Monasterios (Agustinos, Benedictinos y Trapenses sobre todo), con cervezas hechas con mucho mimo y paciencia y buenos ingredientes que producían en los propios monasterios, consiguiendo así unas cervezas de gran calidad que han llegado hasta nuestros días (Cervezas de Abadía). Y empresas de cerveza creadas en las ciudades, constituidas como industria, con un mayor enfoque a la venta y por tanto, no siempre elaboradas con los mejores ingredientes ni con el tiempo y cariño necesarios, a pesar de su naturaleza artesanal.

 

Hubo a lo largo del Medievo numerosas y diferentes leyes y decretos, sobre todo en las regiones alemanas, que incluso recogían tasas sobre la cerveza, y por supuesto, privilegios para nobles y monjes.

Pero la mejor cerveza de los monjes creaba envidia en los nobles, que legislaban para favorecer su propia cerveza, creando factorías modernas en relación a las de los monasterios. Ello favoreció los controles de calidad y que la cerveza fuera mejorando en general.

Se multiplicaron las empresas elaboradoras de cerveza y hubo tal frenesí alrededor de todo lo que significaba la cerveza, sobre todo en la actual Alemania, que para evitar problemas, intervino un Rey aficionado a esta bebida para poder controlarlo todo: ingredientes, elaboración, venta, distribución, etc. Era el rey Guillermo IV, impulsor de la Ley de Pureza de la Cerveza de 1516, redactaba en Bavaria, conocida como la “Reinheitsgebot” y heredera de las leyes que en estos temas redactara antes Carlomagno.

Reseñar que en España también tiene su historia la cerveza, por supuesto, pero creemos más oportuno dedicarle un capítulo especial en otro número, más adelante, para además de ver su historia pasada, hablar de su pasado reciente y su futuro.

En próximos números seguiremos viendo la

evolución de la cerveza y otros aspectos de esta interesante industria que tanta influencia tiene últimamente en nuestra barras y entre los profesionales de la hostelería, “bartenders” y mixólogos inclusive.

 

 

La Química del Gin Tonic

 La Química del Gin Tonic
La Química del Gin Tonic

En el siguiente artículo del experto bartender Gregorio Fernández  nos propone profundizar en la naturaleza del Gin Tonic y conocer más afondo el origen y las múltiples variaciones que puede ofrecer este clásico combinado.

EL MITO DEL LIMÓN Y EL CARBÓNICO

 Desde hace 5 años el mundo del Gin Tonic ha experimentado una renovación en su imagen y su forma de elaboración. Colores, olores, sabores, cristalería…todo ha valido a la hora de reinventar este original clásico por excelencia de nuestras barras.

 La peladura de los cítricos, en concreto la de limón o el tradicional gajo de limón han dejado paso a mil y una variantes de especias, hierbas, frutas, flores…que en ocasiones son utilizadas correctamente para realzar o potenciar el carácter botánico de nuestra ginebra preferida pero que, sin embargo, en otras, por falta de formación o de atención pasan a enmascarar o incluso a cambiar la percepción de estas.

Y es aquí donde lanzo la siguiente pregunta ¿QUÉ ES UN GIN TONIC?

La respuesta es fácil. Es la unión entre Ginebra + Tónica. Si descomponemos de manera muy simple estos dos términos, observamos que la ginebra es etanol destilado con botánicos, entre los que obligatoriamente debe llevar el clásico enebro, rebajado con agua. Y por otro lado está la tónica, que se compone básicamente de agua, quinina y gas carbónico.

 

Para desmitificar esta preconcebida idea que antes os mencionábamos nos vamos a detener en este último concepto “El gas carbónico”. El gas carbónico, dióxido de carbono o anhídrido carbónico del qué hablaremos más detalladamente en el siguiente artículo de la sección Barman’s University “EL MITO DE LA CUCHARILLA IMPERIAL Y EL CARBÓNICO” es un componente que se utiliza en la elaboración de mixer y bebidas gaseosas. El fin de este es producir mediante sus burbujas una sensación refrescante y chispeante. En nuestro Gin Tonic, además de estas sensaciones, nos da fuerza o cuerpo y también nos ayuda a percibir los distintos aromas debido a que sus moléculas son arrastradas en su huida al emboque de la copa.

Cuando elaboramos un Gin Tonic siempre hemos escuchado que debemos cuidar la burbuja de la tónica, ya que si la perdemos se convertiría en agua y quinina y por lo tanto en un Gin Tonic aguado. En este caso estamos en lo correcto, sin embargo también ha cobrado mucha fuerza la creencia originada (sin fundamento alguno) de que no podemos echar o exprimir zumo de limón (o cualquier cítrico) en un Gin Tonic ya que perderíamos la burbuja.

Nada más lejos de la realidad esa afirmación es relativamente FALSA. Por ello, a continuación vamos a explicar, tomando como base la química de esta rica mezcla, que sí que es posible echar cítricos al Gin Tonic y que al  hacerlo, además, su sabor será mucho más potente.

Como hemos explicado las burbujas de los refrescos están formadas por anhídrido carbónico (CO2), que es la forma deshidratada del ácido carbónico (H2CO3). Existe un equilibrio entre el CO2 de la atmósfera y el H2CO3 del agua. Además, en el agua consta un equilibrio ente el ácido carbónico y el bicarbonato (HCO3). Este equilibrio depende del pH, produciéndose tanto más ácido carbónico cuanto más bajo sea el pH, o sea, cuanto más ácido sea el medio. Por lo tanto, si bajamos el pH de un líquido que contenga bicarbonato se formará ácido carbónico que escapará del líquido a la atmósfera en forma de CO2.

Vamos a explicarlo a través de la siguiente fórmula:

Como observamos esta reacción consta de dos equilibrios que se pueden desplazar a la derecha o hacia la izquierda. El término H+ significa que estamos hablando de una sustancia ácida, en nuestro caso hablamos del ácido cítrico. Por lo tanto, si yo echo zumo de limón la reacción se desplazará hacia la izquierda produciendo una mayor concentración de [CO2]. De modo que se estará formando más gas carbónico de lo normal y lo perderíamos todo.

Pero la concentración de [CO2] depende de la cantidad de [ H+], a mayor cantidad de ácido mayor será la perdida de dióxido de carbónico.

Por otro lado nos toca diferenciar entre aromatizar con cascara de limón (aceite esencial), dar esencia de cítrico (gotas de zumo de limón) y echar zumo de limón. El ácido se encuentra en la pulpa de la fruta. A continuación os propongo una actividad para que podáis observar de primera mano los resultados.

En primer lugar elaboremos un Gin Tonic, seguidamente exprimiremos el zumo de dos limones y los verteremos sobre en la bebida para observar que apenas hay carbónico (es necesario el zumo de limón para que este desaparezca). Pero si nos paramos a pensar en lo que hemos hecho observamos que hemos convertido el Gin Tonic en ginebra con zumo de limón y quinina… Por lo tanto si podemos poner un gajo de limón en el Gin Tonic y también es posible echar unas gotas de zumo de limón, lo que estaremos haciendo es proporcionar esa esencia y en ningún momento notaremos pérdida de fuerza o cuerpo en el Gin Tonic, al contrario, ganaremos en sabor y sensación.

Nota: en tónicas premium en las que la burbuja es muy fina y produce efecto champagne deberemos tener especial cuidado porque su carbónico es muy delicado.

Si nos remontamos al Gin Tonic original, “el de toda la vida” se trata de una combinación perfecta entre una ginebra seca, una tónica clásica, un gajo de limón y un chorrito de su zumo. Hasta hace relativamente poco no se percibía otra manera de tomarlo, por lo tanto la evolución es buena pero siempre respetando un gran clásico de los amantes de este combinado.

Para cualquier duda podéis contactar conmigo a través: bartender.global.manager@gmail.com

 

 

Conocemos a Alberto Villarroel

El bartender Alberto Villarroel
El bartender Alberto Villarroel

Alberto Villarroel es bartender del equipo Malas Intenciones, un local de barrio de calidad ambientado con sofás chesterfield y con una amplia carta de Gin Tonics. Es decidido y apuesta por una constante formación para poder evolucionar y llegar a donde uno se proponga. 

Cómo llegaste a ser bartender: Primero fui camarero nocturno los fi

nes de semana. Más adelante me propusieron quedarme en plantilla todos los días hasta que me ofrecieron puesto de segundo encargado. Cuando finalmente llegué al puesto de encargado decidí que esa era mi momento y que tendría que ponerme las pilas y empezar a formarme. Estudié en Drinksmotion Madrid e hice gran amistad con Andrea Bottesi, el instructor de la sede. Gracias a él y al empeño llegué a conseguir ser un bartender.

Bartenders referentes: Admiro a muchísimos bartenders, pero si tuviera que escoger uno como referente, si te digo la verdad, no tengo a ninguno.

Como ves el mercado: Actualmente el mercado es difícil porque el público español es complicado. Aquí no es como grandes ciudades como New York o Londres que tienen la cultura del Cocktail arraigada y conocen sus raíces y su historia. En España, generalmente, no conocen nada de eso y por ende se hace más complicado. Quizás, a través de la cocteleria tropical (tiki) si se podría abrir un nicho de mercado aquí. Aun así sigo creyendo que el Gin Tonic se come a la cocteleria. En este aspecto sí que veo al mercado emergente.

Tendencias y boom 2014: Sinceramente creo que lo que más se llevara en este 2014 serán los maridajes. Locales como los gastrobares pero que incorporen la cocteleria, como Le Cabrera o el Charlies.

Dos cocteles de tu local que recomiendas: El Mint Julep y Old fashioned.

Productos Propios: Contamos con sirope simple, pimiento drum y sirope con miel cardamomo, limón y lavanda.

Bartender ideal: Para mí el bartender ideal debería estar muy formado, ser muy sociable y, sobretodo, tener muy presente que la humildad es muy importante para poder progresar.

Consejo para un  bartender: Que se forme, que se forme y que se siga formando. Que se ponga a estudiar cuanto antes y se mueva en el ambiente que él cree que pueda ser el suyo. Si se quiere dedicar a la cocteleria que se mueva por coctelerías, si se quiere dedicar a poner patatas bravas que vaya a los mejores locales donde sirvan patatas bravas.

 

 

‘NEGRONI’ Cocktail Bar

Coctelería Negroni
Coctelería Negroni

 

Rincón oscuro y elegante, cuatro paredes que, entre blanco, rojo y negro, evocan los colores del Negroni, este famoso cóctel florentino que da nombre a este local de Barcelona.

Presenta un diseño minimalista, conceptos simples y formas sencillas. Nada más entrar encontramos los detalles de la receta del Negroni decorando la pared roja del fondo, una composición bien conocida  (1/3 de London Dry Gin, 1/3 de Bitter Campari, 1/3 de Vermut Rosso); uno tiene la impresión inmediata de estar en un lugar donde saben muy bien lo que hacen.

Al dirigirnos a la barra, grabada con el mito de Paris y Helena por un artista griego,  el barman y co-propietario Daniel Gómez nos saluda con un “qué les puedo ofrecer”.  Por supuesto, en honor al nombre y por la curiosidad que suscita, lo primero que nos viene a la cabeza es “Negroni”. Aquí empieza el ritual y la química dentro de la coctelera, el vaso mezclador, un cuchillo mondador… Es imposible dejar de observar al hombre vestido de un negro impoluto, sobre todo para los neófitos. Incluso los clientes que ya han echado sus horas sentados a la barra, se quedan ensimismados observando de nuevo el proceso. Ocurre otra vez, es la magia de la mixología que sólo puede surgir en un auténtico cockatil-bar. Al acabar, el barman ofrece la bebida, servida en un Old-fashioned y para entonces tú ya te has creado bastantes expectativas. Y aunque el experto  que nos atiende espera una respuesta o una consigna que le indique si hay algo que deba modificar, no hay nada que reclamar.

La coctelería Negroni está situada en el bullicioso Raval, uno de los barrios de mayor intercambio cultural  y de ocio de Barcelona. En cuanto a hostelería, está lleno de lugares con tanto encanto como éste.

Definitivamente, Negroni es un espacio para adultos, para largas e intensas conversaciones nocturnas, para los que saben lo que quieren o, al menos, para aquellos que saben dejarse llevar por la persona que hay detrás de la barra, quien canaliza sus gustos y preferencias con la maestría del más preparado bartender. Entre su oferta de coctelería, están descartadas la flair  y la tiki porque ellos sólo trabajan con una carta clásica, su marca es la sobriedad de la escuela antigua.

Todo en esta coctelería parece pensado para gustos clásicos y placeres sencillos. De fondo escuchas algún tema de Jazz en base de un clásico saxofonista como Charlie Parker; recoges tu copa, te sientas en alguno de los sillones tapizados en piel negra y entablas una conversación con tus compañeros de turno; paralelamente, saboreas el cóctel que has elegido, siendo consciente que ha sido elaborado únicamente para ti. Como dice Eduard Campos, otro de sus bartenders, es entonces cuando entras de pleno en la “burbuja” Negroni, aislada del movimiento de la ciudad, sin tele, sin Wi-Fi, apostando por la relación real entre personas.

Este coktail-bar abrió sus puertas en 2004 y desde el principio han ofrecido los combinados más clásicos con una presentación, calidad y buen gusto indiscutibles. Son éstas las características que han convertido a Negroni en una de las coctelerías de mayor referencia en la ciudad condal.

Sus mismos propietarios, Daniel Gómez y Javier Cejas han apostado siempre por el trato directo con los clientes. Trabajan al servicio de la intuición y la experiencia para ofrecer un “cóctel a medidas que invita a la sorpresa e, incluso, a la revelación”.

 

 

Negroni Cocktail Bar

c/ Joaquín Costa, 46

Lunes a jueves y domingo: 19:00 a 02:30

Viernes y sábado: 19:00 a 03:00

info@negronicocktailbar.com