Muchos ya estaréis disfrutando del fin de semana y por ello deseamos que tengáis un magnífico descanso y, si salís de copas, que sepáis disfrutar de un consumo responsable.
Ninguna precaución es poca cuando hablamos de salud y por ello os presentamos algunos conceptos clave sobre el consumo de alcohol que quizá no conozcáis. De esta forma podéis identificar cuál es vuestro patrón de consumo y saber si son adecuados o no.
¿Conocíais el concepto de “bebedor de riesgo”? Según el Libro Blanco de Consumo Responsabe de Alcohol en España, un estudio sobre el consumo de alcohol realizado por Diageo y la Universidad de Navarra, “también se considera bebedor de riesgo aquella persona que consume gran cantidad de alcohol en poco tiempo, es decir, cinco o más bebidas alcohólicas que puedan suponer más de 8 UBES (cuatro combinados, o cuatro cañas de cerveza más dos combinados, por ejemplo) en una sola ocasión o en un período corto de tiempo (horas), al menos una vez al mes. Esta conducta, que en la literatura médica se conoce como «atracón» (binge drinking), es de alto riesgo y es la que siguen actualmente una parte de los jóvenes en España y en otros países de nuestro entorno. Aunque no es frecuente hablar del bebedor normal, puesto que podría traducirse como que lo razonable es beber, es necesario que se establezcan criterios que ayuden a distinguir este tipo de individuo del bebedor problemático.
“Se denomina consumo problemático cuando el bebedor ha padecido o padece algún problema relacionado con el alcohol, como haber conducido bajo sus efectos o presentar complicaciones médicas, familiares o conductuales. Se considera consumo perjudicial el realizado por una persona que, independientemente de la cantidad consumida de alcohol, presenta problemas físicos o psicológicos como consecuencia del mismo.”
Desde el Internacional Center for Alcohol Policies (ICAP) se propone un decálogo del consumidor de bajo riesgo:
1. Ser mayor de 18 años.
2. Si es mujer, no estar embarazada ni en período de lactancia.
3. Estado nutricional adecuado.
4. Bebidas ingeridas aprobadas por las autoridades sanitarias.
5. No presentar embriaguez atípica.
6. Consumo de alcohol sin consecuencias negativas para uno mismo ni para otros.
7. No presentar problemas familiares o laborales debidos al consumo.
8. No depender del alcohol para sentirse más alegre o para poderse comunicar más fácilmente.
9. No presentar patologías que se agraven o se compensen con alcohol.
10. No embriagarse.
Aunque no es frecuente hablar del bebedor normal, puesto que podría traducirse como que lo razonable es beber, es necesario que se establezcan criterios que ayuden a distinguir este tipo de individuo del bebedor problemático.
Se denomina consumo problemático cuando el bebedor ha padecido o padece algún problema relacionado con el alcohol, como haber conducido bajo sus efectos o presentar complicaciones médicas, familiares o conductuales. Se considera consumo perjudicial el realizado por una persona que, independientemente de la cantidad consumida de alcohol, presenta problemas físicos o psicológicos como consecuencia del mismo.