El 41º es una snackería-coctelería donde se establece un diálogo entre los snacks que han hecho famoso al restaurante «El Bulli» y los cócteles clásicos.
Los nombres propios que dan forma al local y a la barra son varios. Por un lado, «el equipo creativo», integrado por Oliver Smith y Natalie Cañas que ya habían trabajado con Albert Adrià en el «Bar Inòpia» y que han sido los responsables del diseño del local y de la espectacular barra de acero con motivos de imprenta industrial. Esta estética industrial se extiende por todo el local, con paredes inacabadas y tubos de refrigeración a la vista.
A nivel técnico, la barra tiene dos nombres responsables, Anselmo, Responsable técnico de la empresa Flores y Valles, y Marc Álvarez Safont, el Head Bartender del 41º, un barcelonés de 27 años que estudió Biología en la universidad mientras el trabajo de barra le servía como complemento de sus estudios y, finalmente, ha sido la biología la que ha terminado estando al servicio de la coctelería, dado que poco a poco Marc se apasionó por la profesión de Bartender, a la que dedica el 100% de su tiempo.
La parte superior de la barra está formada por una vitrina de cristal que encierra una verdadera obra de arte. Se trata de unas letras en una tipografía exclusiva y acuñada especialmente para el 41º, unos detrás los utensilios, icebox y demás herramientas necesarias. Por otra parte, limitaron la altura exterior de la barra y elevaron a 0,90 metros la altura de la zona de trabajo, de forma que desde el taburete el cliente pueda ver todo lo que acontece en la barra.
Comenzaron con una carta de coctelería clásica, con nombres bien conocidos por todos., Su idea es que “no puedes crear ni innovar sin conocer de dónde vienes; si no conoces tu origen, no sabes por dónde buscar tu final”. Hicieron un trabajo exhaustivo hasta encontrar la perfecta relación potencia alcohólica-dulce-cítrico de los grandes clásicos, midiendo los mililitros exactos de las recetas más famosas del mundo de la coctelería. Cuenta Marc que fue un trabajo apasionante del cual salieron conclusiones importantes que ahora permiten investigar con más facilidad de cara a futuras creaciones. Por otro lado, han buscado la manera de hacer todos los siropes de forma artesanal en la cocina de producción, algo que también acabaron haciendo con los zumos, utilizando pulpas naturales, consiguiendo así un líquido con la densidad del agua pero con mucho sabor. Algunos de los nombres más conocidos de la carta, como el Aviation el Mary Pickford, tienen un sabor muy característico y particular del 41º, debido a todo lo citado anteriormente.
Así mismo, conocedores del éxito actual del mundo del gin en Barcelona, decidieron hacer el Gin&Tonic clásico con saborización mediante terpenos de la cáscara de la lima, logrando mantener el sabor clásico de esta bebida, que apasiona a todo el equipo del 41º. Para ello utilizaron unas copas de cristal con plomo que normalmente se utilizan para albergar vino. La marca Riedel colaboradora del 41º, les ofreció ese cristal que absorbe la temperatura rápidamente y además es extremadamente fino para dar un toque de elegancia a la bebida. Además, utilizaron el modelo de la serie Pinot Noir que tiene forma de copa de balón pero con un cierre en forma de concentrador de aromas que permite a la lima expresarse con mayor potencia utilizando menos cantidad, logrando así una mayor presencia de los aromas de los botánicos de la ginebra. Finalmente y lo más importante para el 41º, ¡el hielo! Una barra de 80 cm de hielo con agua osmotizada y congelada sin burbujas de aire. La ausencia de burbujas hace que, al no haber huecos de la pieza, ésta no se fracture y se mantenga además sin derretirse durante mucho tiempo, con una potencia frigorífica enorme. Es como combinar hielo pilé y hielo roca al mismo tiempo: velocidad de enfriamiento y perdurabilidad en el tiempo. ¿Qué más le puedes pedir a un hielo? Además, hay que cortarlo con martillo y punzón, lo que consituye ya de por sí todo un espectáculo.
Diego Arnold -Drinksmotion