REFLEXIONES DE BARRA (XXII)

Texto_Juan Antonio García

En la larga y elegante barra del “Shaked” no era habitual ver clientes alejados de las normas básicas de vestimenta que un establecimiento como ese merecía, pero era otra noche, otra atmósfera.

Alan no se sentía cómodo, había accedido ante la insistencia de su equipo liderado por el joven Erick a dedicar esa noche de Halloween a realizar una fiesta tematizada, el elegante propietario del bar más lujoso de la ciudad creía en su filosofía de no manejar la coctelería al son de la tendencia de mercado, sino que el cliente habitual o no del “Shaked” iba a una experiencia, un tipo de servicio, un uniforme, un protocolo y una disposición determinada de todos los elementos del bar, cada cambio era estudiado y valorado, algo que a veces chocaba con su segundo, Erick, que intentaba dinamizar siempre la oferta aunque solía encontrarse con la negativa de su jefe.

Por ello cuando Alan accedió a la fiesta no se lo creyó, no era el barman muy dado a bromas… pero tampoco había cambiado la decoración del bar para una noche en 20 años de apertura. Cuando logró reponerse de la impresión comenzó a trabajar en la oferta de bebidas y en un esmero particular en los cambios decorativos en la víspera de todos los santos, también en la elección de recetas y servicios especiales, y ahí estaba Alan, plantado con una capa, un maquillaje que podríamos describir como un “joker vampirizado”, cara completamente blanca con un aspecto de payaso villano típico rematado con una dentadura de vampiro, pero de varios colores que iban del verde eléctrico al azul metalizado, todo ello, eso sí, rematado con un traje negro con raya diplomática, camisa violeta a juego con corbata y pañuelo verdes.

-“Quizás no estará mal”. Pensó al mirarse en el espejo recién maquillado (un gran trabajo de su sobrina, estudiante de maquillaje) una afirmación que se quedó en lo más profundo de su pensamiento…no le iba a conceder a Erick la satisfacción de darle la razón, no en esa noche.

Cuando Alan accedió a la fiesta no se lo creyó, no era el barman muy dado a bromas…pero tampoco había cambiado la decoración del bar para una noche en 20 años de apertura. 

El “Shaked”, como todo bar, dispone de parroquianos habituales que llevados por la confianza dada resultado de las horas pasadas en la barra del bar, no perdieron la ocasión de ir a ver a Alan en esa noche única e irrepetible, evidentemente todos con mejor o peor fortuna pero ataviados con sus respetivos disfraces para la noche: un vampiro, un hombre lobo, tres con un hacha en la cabeza y un par de gotas de esmalte de uña en la cara, otro que en un alarde de paciencia se dejó maquillar por su hija, estudiante de maquillaje, durante un par de resultados, siendo el centro de atención por su cara descarnada dejando una muy exacta reproducción de la calavera humana.En el capítulo femenino: la novia fantasma, vampiresas y brujas buscando el disfraz sexy unas, el realismo otras, formando con los clientes menos habituales un ambiente animado aunque bastante extraño para la costumbre del lugar.

La oferta de cocktails iba en consonancia a la noche, vasos en forma de calaveras, arañas, hielo seco, efectos visuales e ingredientes caseros (siropes del terror, maceraciones de insectos y otras lindezas) se mezclaban con mezcales, whiskies y algún que otro vodka.

Al final, Alan no pudo evitar intervenir en la elaboración de las recetas incorporando su “bíter redentor”, un concentrado amargo de hierbas secretas que utilizaba en el cocktail de más éxito de la noche, un cocktail servido sobre una tela de araña realizada con azúcar en un vaso con forma de araña diseñado para la ocasión. Éste contenía un cocktail mezcla de mezcal, crema de cerezas, sirope de calabaza con pimienta y canela, rematado con unas gotas del bíter diseñado por Alan que contenía unos gramos de hielo seco que reaccionaban impregnando el aire de una neblina que, en un momento, ocupaba la totalidad del sobre de barra.

Erick sin embargo no estaba cómodo, había algo extraño en el ambiente. Alan se comportaba de forma extraña en los días previos a la fiesta, a pesar de comentarlo entre los compañeros parecía que era simplemente una sensación. La semana anterior el primer barman del “Shaked” había estado desarrollando la fórmula de su bíter durante demasiadas horas, incluso para él, notaba que su humor había cambiado, y había un brillo en su mirada que Erick no había visto antes. Mientras cavilaba entre sus sensaciones, hielo seco, cocteleras y pinzas, de repente se dio cuenta del silencio que se había adueñado del bar, no había música, la luz había cambiado… levantó la mirada y al ver los ojos del cliente que tenía delante quedó espantado. Del susto tiró los vasos de la contrabarra y mientras se giraba a intentar que no cayeran más escuchó una voz:

– “Están paralizados, conscientes pero sin poder moverse, lo estarán el tiempo suficiente antes de morir”.

Alan se dirigía hacia Erick mientras le clavaba la mirada directamente en una mezcla de superioridad, ira y placer.

– “¿Quién eres? ¿Qué has hecho?”

Acertó a balbucear Erick, mientras buscaba cualquier cosa para intentar defenderse cuando estiraba su brazo descubrió que el maquillaje se fundía con su piel y los dientes parecían más reales que postizos… entonces entendió algo: Alan no tenía hermanos. El estupor que le produjo esa conclusión hizo que el cuchillo que tenía ya casi en la punta de los dedos se escurriera hacia la pica, estaba desarmado y Alan, bueno, ese… Alan a punto de hacer con él lo mismo que a los clientes.

Agarrando a Erick del cuello, esa criatura hizo que bebiera un buen trago de bíter, entonces comenzó a notar como se iban entumeciendo todos sus músculos, sus miembros ya no eran suyos aunque podía ver con claridad esos dientes acercándose hacia su cuello… no podía nada más que cerrar los ojos…

– “¡Ring, ring!”.

Erick dio un salto entre asustado y aliviado.

“Una pesadilla”, pensó mientras alargaba la mano para alcanzar su teléfono, un mensaje de Alan. “Llegaré un poco tarde, el maquillaje con mi sobrina se alargará. Nos vemos en la fiesta del “Shaked”, la verdad, tengo ganas de celebrar este Halloween”.

REFLEXIONES DE BARRA (XXI)

Texto_Juan Antonio García

Así como los bares tradicionales han tenido que evolucionar o bien sucumbir ante nuevas legislaciones, modas y corrientes de consumo, los barmen hemos tenido que hacer un ejercicio de cambio y transformación para adaptarnos a las nuevas exigencias de nuestro mercado. El cliente por su parte ha transformado también sus hábitos de consumo, por lo que se puede afirmar que los bares y coctelerías del siglo XXI son muy distintos (salvo poquísimas excepciones…no sé ni siquiera si hay como tal) a los que acompañaron a la sociedad moderna (especialmente la urbana) durante los siglos XIX Y XX.

Aparentemente el sistema es el mismo: llega un cliente, se le atiende, realiza una comanda, el barman la realiza, se sirve en la mesa, se puede consumir más (o no), el cliente paga y se va. El personal por su parte ofrece el mejor servicio posible (o lo intenta). Pero actualmente estos pasos se interpretan o realizan de otra forma, el cliente no es el mismo, los bares no tienen “ambiente de bar” y los profesionales son distintos, todo ello hace que no disfrute de la experiencia de la barra y del bar como antes, que los clientes tampoco lo hagan y que sienta (sintamos) cierta nostalgia del pasado, será por la edad, los kilómetros, el aburrimiento, o por todo lo anterior, o por nada de eso, pero si antes el servicio se basaba en el trato, en saber medir distancias para con el cliente, en función de estados de ánimo o situaciones puntuales que hacían que pasaras de ser el “confidente” de los pensamientos del cliente, de casi su hombre de confianza en esos metros que ocupaba el territorio de la barra, a ser el más y mejor servicial barman si la ocasión lo requería.

Antes existía un respeto casi reverencial a la línea de influencia del bar o coctelería en cuestión. No se discutían vasos, decoraciones ni medidas, las pruebas con gaseosa y en casa, el antes “jefe de barra” o “encargado” hoy más conocido como “head bartender”… 

Evidentemente la parte de ejecución de la bebida, combinado o cocktail era parte fundamental ya que, desde que existe la sociedad de consumo, el detalle se agradece. Existía un respeto casi reverencial a la línea de influencia del bar o coctelería en cuestión. No se discutían vasos, decoraciones ni medidas, las pruebas con gaseosa y en casa, el antes “jefe de barra” o “encargado” hoy más conocido como “head bartender”, “beverage manager”, “myxologist” o “mixologyst” (según pegue)… y muchas otras más, todas en inglés, por supuesto. El código deontológico era bastante claro, la uniformidad variaba de un local a otro, pero por el tipo de uniforme casi podías saber el tipo de establecimiento en el que estabas (no era lo mismo el barman de americana blanca y pajarita, que el de camisa blanca arremangada, que el de chaleco…(esto ya lo abordamos hace algunos “reflexiones…”)Por otra parte actualmente disponemos de profesionales de barra cuyo conocimiento del producto en muchos casos es técnico, profundo, estudiado, asimilado y parte de una “biblioteca del conocimiento del barman que va desde cuadrar una caja hasta las diferencias de elaboración de las 60, 70 (o las que sean), referencias que venden, conocimiento de la coctelería clásica tanto IBA como de tendencia, de variantes que aparecieron en recetarios de hace 80 años y que casi nadie conoce…y eso es positivo, muy positivo y parte importante e imprescindible del momento de “éxito” que se les supone a los bartenders. El problema es que tengo la sensación que estos “laboratorios de cocktails” no se preocupan tanto por la creación de ambiente y atención al cliente como antes…

Reflexiones de barra

Ojo, cuando hablo de atención al cliente no me refiero a la base de cualquier servicio, (eso se da por descontado) sino que ese acercamiento barman-cliente es cada vez más difícil ya que el barman comienza a operar como un actor lo hace en el escenario de un teatro: llega, ofrece su arte, el público asistente lo admira y aplaude o no en función de la obra…Hoy en día una barra es casi eso, y sé que es irremediable y que ya debe ser así, pero me da cierta pena.

Creo también que parte de esta situación viene fomentada por el consumidor, las personas lamentablemente nos estamos acostumbrando a ser un número: somos un número en la empresa, para la administración, para el banco…para todo, por lo tanto como clientes también somos un número, ¿por qué iba a ser distinto como clientes de un restaurante o un bar? Al nuevo cliente no se le conquista con el arte de la sugerencia o de la venta, con el movimiento impoluto y presencia impecable, hoy la diferencia la marca el vaso más original, la presentación más fotogénica y los ingredientes más estrambóticos para poder decir: “¡Eh! Yo he estado aquí” con su correspondiente foto a redes sociales para envidia de los demás… Eso hace que el profesional investigue y cree (generalmente buscando una mejora de producto final) aunque después el grueso de clientes no entienda ni la mitad de lo que lleva el cocktail (y que tampoco le importe mucho). Por ello la barra y el bar se convierten en una suerte de baile mecánico de producción de bebida y transporte (lo siento me niego a llamar servicio a llevar vasos de un lado a otro).

Evidentemente existen viejos rockeros que se resisten al cambio y siguen manteniendo sus prioridades, otros han transformado su visión de la coctelería y de la demanda de estos nuevos clientes, y otros simplemente no han conocido más que lo actual por su edad, no han tenido clientes sin móvil, por poner un ejemplo.

Pueden pensar que negarse a estos cambios es un error y tendrían razón, pero permítanme el pataleo, la añoranza de esas noches envueltas en humo y conversaciones, confidencias y declaraciones, de gin fizz en vaso de tubo, de mojitos con rama de hierbabuena, de dry Martini en copa de 10cl, de estación de coctelería con lito atravesado en la barra, bitero, de coctelera de tres cuerpos desmontada, vaso mezclador con la cuchara (imperial, casi un término perdido hoy) y el gusanillo dentro. Todo presidido por la imprescindible angostura y las especias para la realización del Bloody Mary, de música de fondo acompañando (que no imponiendo) la velada, de luces a media potencia (porque nadie necesitaba hacer fotos de la bebida) de combinados con su jarra de zumo de limón o de lima al lado, de conversaciones a media voz y de que la gente se mirara a la cara mientras pasaba la velada entre conversaciones, risas y alguna lágrima de vez en cuando, de negocios, de tratos, de apretones de manos o dos besos, o uno según se tercie…de vida, de bar.

Llega el 64º Campeonato de coctelería de las Islas Baleares

Texto e imágenes_Juan Antonio García

El pasado 2 de Mayo, en la escuela de hostelería de Baleares (EHIB), se celebró el 64º campeonato de coctelería de las Islas Baleares, un evento señalado en rojo por muchos barmen de las islas.

Como viene siendo habitual en los últimos años, fue mucha la afluencia de asistentes a un campeonato que goza de muy buena salud, muestra de ello, la cantidad de Bartenders que acudieron a participar en las dos categorías (jóvenes barmen y jefes de bar), 30 bartenders (13 jóvenes y 17 jefes de bar) que mostraron sus artes en la elaboración de cocktails tipo aperitivo.

Los jurados técnicos estaban formados por profesionales del sector, encargados de la valoración de la calidad de los ejercicios. Este jurado, supervisado por Rafa Martín (Campeón de España y bronce en el mundial de Pekín) estaba formado por Kike Bayano, Jaume Riera, Juan Antonio García y Andreu Genestar y certificaron el alto nivel de las ejecuciones, tanto que el premio a la mejor técnica se dirimió en el desempate entre tres barmen, siendo los implicados, Luís Álvaro Martí, Víctor Navarro y Fernando Calderón. Finalmente, este último fue el que se alzó con el premio.

La mayor responsabilidad del campeonato recae sobre el jurado degustador que este año presentaba un perfil profesional y relacionado con la gastronomía, Aina Solano y Manolo Manzanaro (reconocidos periodistas gastronómicos), Mónica Pieptanar (Somelier y periodista) Luís Aznar (chef ejecutivo de uno de los hoteles más importantes de la isla), Borja Salas (Experto tostador y barista), Damon Mark (experto gastronómico). El premio individual en esta categoría recayó en Rodrigo Di Angelo.

Además durante el campeonato algunos de los principales patrocinadores de la Asociación de Barmen ofrecieron sus productos a los más de 200 asistentes al campeonato: Coca-cola y Royal Bliss ofreción una degustacón de sus nuevos productos, RuizVera equipamiento de hostelería presentó sus “cocktail station”, Ille higiene ofreció soluciones sociosanitarias, ASCAIB y Comercial Vera realizaron una demostración y degustación de corte de jamón, cerveza Brabante además de celebrar el 4º campeonato de tiraje de cerveza que lleva su nombre (el campeón fue Javi Pont) refrescó a los asistentes con una degustación de su producto.

Otros patrocinadores que hicieron posible el evento fueron Bodegas Tunel, Makro, Bacardí, Casino de Mallorca, Monin, Gin Xoriguer, Finest Call, Grupo Melià, Varma, Ca´n Xisco, Maxxium, coco real, Comar y Schweppes, autoreciclaje Carbonell, Un Somriure y Mallorca Universal.

Cabe destacar, como apunta el presidente, alma mater del auge de este campeonato, la buena relación entre las diferentes asociaciones de profesionales, así desde la ABB queremos dar las gracias muy especialmente a ASCAIB (asociación de cocineros de baleares) y a la ABS (asociación balear de sumilleres).

También el presidente tuvo palabras de agradecimiento a los organismos públicos que apoyaron como siempre la realización del evento, Palma Activa y la Agencia de Turismo de les Illes Balears, asistieron y pudieron comprobar el excelente estado de la coctelería de baleares tanto la señora Pilar Carbonell (directora de la Agencia de Turismo de Baleares) y el Muy Honorable alcalde de Palma, don José Hila.

Xisco Barceló, conocido presentador en las televisiones de las islas, y responsable de Mallorca Universal, una fundación que busca potenciar el turismo de calidad y sostenible en las islas que cuenta con ilustres personajes entre sus filas, fue quien se encargó de la amenización de la tarde.

Campeonato de cocteleria de Baleares

Luís Martí, secretario de la ABB, fue el responsable de compilar y establecer las puntuaciones, así como de todos los detalles necesarios para el éxito de la competición, destacó el alto nivel mostrado por los participantes en este año, que recordemos, estableció quienes serán los representantes Baleares en el próximo campeonato de España que se realizará en noviembre en Extremadura, y quiso agradecer al resto de responsables la profesionalidad mostrada para el éxito del concurso.

Además de los ganadores ya mencionados en algunas categorías así quedó la clasificación:

– Campeona en decoración: Úrsula Truyols.

– Subcampeón decoración: Santiago Fernández.

– 3º clasificado: Sergio Terrasa (jóvenes), Miguel Ángel Barceló (jefes).

– 2º clasificado: Luís Álvaro Martí (jóvenes), Rodrigo Di Angelo (jefes).

– Campeón Jóvenes: Alberto Pons.

– Campeón Jefes: Fernando Calderón.

Una muestra del compañerismo reinante fue en la entrega de premios donde todos los participantes reconocieron a los campeones con una cerrada ovación, deseándoles la mejor de las suertes para el nacional, donde la delegación de baleares se proclamó subcampeona de España por equipos, equipo que se completará con los representantes de la modalidad de flair que se realizará el próximo septiembre.

Desde Drinksmotion Mallorca, además de agradecer a organización y participantes el día de compañerismo y buena coctelería, contamos con dos trofeos más entre nuestros alumnos (Úrsula y Luís Álvaro) además de destacar la excelente actuación de Víctor Navarro. Con estos ya son 9 los trofeos en campeonatos regionales, destacando los conseguidos por Úrsula en los nacionales, un subcampeonato de España en categoría jóvenes y otro de coctelería sin alcohol.

REFLEXIONES DE BARRA (XX)

Texto_Juan Antonio García

Como apuntamos en otro artículo, el pasado mes de mayo se celebró el certamen de coctelería en Baleares. Dicho certamen, además de lo reseñado, tuvo un componente sentimental añadido, ya que un colaborador desde casi los inicios y uno de los responsables del mantenimiento de esta asociación en tiempos de crisis, Paco Ferrer, nos dejó recientemente.

Los más viejos del lugar conocíamos a don Paco porque era ese hombre menudo, de excelente educación, venido desde muy joven de tierras andaluzas (su vida es para escribir un libro), prototipo del profesional de antaño, del primer despertar de la hostelería en Mallorca, profesional de chaqueta blanca y lito, de dry martinis y Gin Fizz, que tanto te hacía unas “crepes sousse” como te trinchaba un pavo, de maestro y aprendiz, de paso firme y mirada afable, producto de años de entrenamiento delante del cliente, de noches de bar con cigarro y copa, de esas noches cada vez más alejadas de confidencias, susurros y conversaciones entre humo de cigarro (como añoro a veces ese tiempo) y siempre dispuesto en la ayuda de aquellos que andábamos perdidos por ser nuestros primeros concursos, o bien dirigiendo aquellas dudas o cuestiones de los más veteranos, siempre sabiendo a quien preguntar o donde dirigirse, todo esto sin hacerse notar demasiado, siempre estaba, era sinónimo a Asociación de Barmen.

Reflexiones de barra

Con el tiempo fuimos conociéndonos mejor, pero nunca entablamos una conversación más allá de las cuestiones relacionadas con el campeonato o de temas relacionados con la coctelería, conversaciones cortas pero llenas de información, ya a su mediana edad era de aquellos barmen que respiraban coctelería, respiraban profesión.

Con el tiempo, la edad le fue apartando de las funciones organizativas del campeonato (nos pasará a todos) pero seguía viniendo cada año a ver como las nuevas promesas irrumpían con sus ideas o como los jefes de bares se reinventaban cada año, disfrutaba, se le notaba en la cara cierta nostalgia de no poder estar ahí, de no participar activamente concursando u organizando el evento.

Como digo, don Paco por estas y muchas otras cosas recibió un más que merecido homenaje en los prolegómenos del campeonato, pero me gustaría aprovechar estas líneas para hacer un sincero recordatorio de todas aquellas personas que, como don Paco, han trabajado desde hace muchos años por nuestra profesión y especialmente en las diversas asociaciones de barmen que, recordemos, son las únicas adscritas a la International Bartenders Association (IBA) y las responsables de los campeonatos oficiales tanto de cada región, como del nacional. Desde mi actual cargo como RRPP de la asociación de Baleares (Don Paco también ocupó el cargo), veo lo complejo que es llevar a cabo todas las acciones, manteniendo y mejorando año a año, que requiere una asociación de estas características. Por ello mi reconocimiento, especialmente a los máximos responsables de la de Baleares, D. Antonio Barea (presidente) y Luís Martí (secretario) y extensivo a tantos otros.

Hoy en día, como he apuntado en otras ocasiones, en el mundo vertiginoso en el que nos encontramos, no podemos muchas veces hacer un ejercicio tan sencillo y necesario como olvidado: recordar. Recordar no es vivir en la nostalgia, es aprender de la experiencia y por ello recordaremos a don Paco, sus enseñanzas, su determinación y su trabajo, nuestros éxitos son suyos también.

Reflexiones de barra (XVIII)

Texto_Juan Antonio García

El cliente es lo más importante. Esta afirmación obvia parece no serlo tanto en algunos establecimientos de coctelería. Es verdad que llevo tiempo quejándome que así como avanzamos en algunos aspectos, en otros parece que involucionamos.

Todos los grandes gurús de la coctelería (anteriores y actuales) tenían en esa frase un principio y un modo de entender la profesionalidad que ha de caracterizar a todo trabajador del sector, pero muy especialmente en el bar, parece ser que el servicio de sala del bar pasa por sus peores momentos, al menos en los últimos casi 20 años. Cada vez es menos frecuente observar a profesionales reales de la comanda y la bandeja (inox, por supuesto); de movimientos imposibles cargados con botellas de alcohol; vasos y refrescos, los más atrevidos incluso dejan espacio para una pequeña cubitera de hielo, cañitas y una cuchara imperial a fin de poder satisfacer cualquier demanda del cliente en mesa… Una pericia, la del camarero de bar, que distinguía inexorablemente a los profesionales de aquellos que empezaban o bien se lanzaban a la socorrida profesión de camarero en verano para poder sufragar los estudios o bien a la espera de alguna oferta en su sector. Esta situación establecía diferencias claras en cuanto a la profesionalidad de unos y otros, trato, por ello categoría y, evidentemente, salario.

En un momento en el que el servicio de barra en nuestro país está alcanzando cotas de popularidad nunca antes vistas y que parece ser que la tendencia para los próximos años va a ser la de la profundización del conocimiento sobre el mundo de las bebidas por parte de los clientes, quizás sea el momento de no olvidar una de las patas en las cuales se sustenta el éxito o fracaso de un bar, cafetería o coctelería: el servicio de sala.

Debe ser un trabajo de todos, en definitiva, debemos entender que el barman depende en buena medida de su efectividad, y aquellos que prefieran profesionalizarse en la barra, deberían practicar y entender el funcionamiento de sala, dominar sus facetas para, en definitiva poder crear una sinergia que repercuta en la experiencia del cliente.

Éste es un tema amplio que incluso puede generar debate entre diferentes formas de gestionar un establecimiento, por ello y su interés volveremos en otros Reflexiones de Barra…